Yeray Díaz y la inmadurez política

La semana pasada lancé dardos Lucifer contra Yeray Díaz, gerente de RTVM y, para sorpresa de todos, el joven socialista, que ambiciona ser eurodiputado, pero que no logró el respaldo de las urnas, reaccionó con una pataleta inmadura e impropia de un alto cargo de Inmusa, que percibe cerca de 60.000 euros al año sin tener apenas competencias. No lo digo yo. Lo dijo el PP cuando se opuso en su momento al nombramiento de un hombre de partido para llevar la gerencia de una televisión pública que debería regirse única y exclusivamente por criterios periodísticos. Los socialistas, los mismos que se desgañitaban antes de las elecciones levantando dedos acusadores contra los supuestos medios subvencionados por Imbroda, ahora colocan a sus camaradas en puestos claves, creados ad hoc, para compensar a un joven político, que ha hecho bien en borrar su blog de Internet. A quién se le ocurre soñar a lo grande en política y mantener activa este tipo de bitácoras. Lo he leído por encima y coincido con Yeray: es prescindible. Por respeto al derecho al olvido no voy a reproducir absolutamente nada. Los que creemos en la democracia, somos así. Es humano revolverse ante las críticas, incluso es legítimo hacerlo con virulencia, pero un político que está al frente de un medio de comunicación no puede darse el lujo de atacar a un periódico y a una periodista que reparó en su raquítico criterio a la hora de asumir un error y me refiero al cartel del Orgullo que animaba a hacerse pruebas con V. Llámalo como quieras, Yeray: V de valiente, V de vida o V de ‘burro’. Todos sabemos que la V y la B están juntas en el teclado y las críticas no se centran en el lamentable resbalón, que lo es y que ya ha sido recogido en medios nacionales. Las críticas van dirigidas, sobre todo, a la falta de supervisión y de previsión. ¿Por qué nadie en el Gobierno se ha hecho responsable? ¿No tenemos los ciudadanos derecho a exigir responsabilidades? ¿O es que cuando se equivoca el PSOE no pasa nada y cuando se equivocan los demás se acaba el mundo? A Elena Fernández Treviño, que habitualmente se salta la Dirección de Comunicación de la Asamblea por motivos varios, le faltó tiempo para endosarle la responsabilidad al departamento que depende del presidente Eduardo de Castro, el jefe del Ejecutivo autonómico. Vamos, su jefe, le guste o no. El único que tiene potestad en esta ciudad para cesarla a ella o a cualquier otro consejero. Ándate con cuidado, Elena, que fuera y dentro de tu partido más de uno celebraría tu cese. A nuestro Yeray Díaz, que sueña con ser eurodiputado desde que visitó el Parlamento Europeo; que anhela pasear por las calles húmedas de Bruselas, Estrasburgo o Luxemburgo; al que imagino de pie ante el Manneken Pis con la fe de que se cumpla la profecía de que todo el que admira esa estatuilla regresa a la ciudad… A él, al gerente del sueldazo y las escasas competencias, le faltó cordura y madurez para callarse la boca. En su lugar, se dedicó a justificar lo injustificable. Una cosa es apoyar a los tuyos y otra, tomar el pelo a los ciudadanos. No se trata de hacer leña del árbol caído. Ha sido un fallo y ya está. Más se perdió en Cuba. Se trata de que se os ve el plumero. Cuando uno carece de experiencia, como es el caso de la mayoría de los políticos que hoy forman parte del Gobierno de la Ciudad, el tiempo se os va apagando incendios; las decisiones se improvisan, se toman de hoy para mañana y termináis ahogados en un vaso de agua. Tenéis que parar un momento, resetear vuestras cabezas y pensar en vuestros objetivos básicos. Debéis preguntaros todos los días para que entrasteis en política. Estoy convencida de que la inmensa mayoría lo hizo con la intención de cambiar las cosas. Por eso os animo a que cada vez que salgáis de vuestros despachos os preguntéis qué habéis hecho ese día para merecer el sueldo que os pagamos. No vale por respuesta: me reuní con fulano o con mengano. Sólo cuentan las veces que podáis responder: hoy he tomado una decisión importante para luchar contra la pobreza estructural que vive esta ciudad. La decisión que he tomado hoy creará empleo; hoy me he ganado el sueldo resolviendo el contrato marítimo para Melilla. Es legítimo y comprensible que Yeray Díaz busque la complicidad de su círculo más cercano en las redes sociales. Faltaría más. Pero yo, una humilde periodista, le recomiendo que deje de perder el tiempo en pampaneos y dedique todas las horas de su vida a levantar la audiencia de una televisión pública, donde los ciudadanos queremos ver a todos los políticos y no sólo a los del PSOE. Te reto a que dispares las audiencias de Televisión Melilla y las pongas a la altura de las mejores televisiones públicas de España. Hasta que no lo consigas, sé humilde y trabaja. Si lo logras, seré la primera en halagarte. Los políticos, querido Yeray Díaz, no estáis donde estáis para lameros las heridas los unos a los otros. Estáis para responder ante los ciudadanos, que somos los que os pagamos los sueldazos que os lleváis a casa, en algunos casos, inmerecidamente. En lugar de dedicarte al chafardeo, dedícate a ganar espectadores para rentabilizar una inversión millonaria. Todos queremos una tele pública de calidad e independiente. Asume que los ciudadanos no te han votado para irte a pasar frío cobrando un sueldazo en Bruselas. Asúmelo ya y ponte a trabajar en la tarea que te han asignado. Demuestra que no estás en política para chupar de la teta de la vaca. Gánate el respeto de la prensa, que hoy por hoy no tiene nada que destacar de tu gestión. Céntrate, trabaja y deja el Twitter, que se te va el día sin tomar decisiones importantes. Un consejo envenenado: siéntate a tomar un café con Moha y dile que te explique cómo ha conseguido el respeto de la prensa. Igual, hasta aprendes.

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