El lunes el mundo amanecía con la llegada de miles de personas en el Ceuta a través del pequeño espigón fronterizo del Tarajal. Desde hacía años, el foco mediático de la presión fronteriza en las ciudades autónomas se había desplazado a las islas Canarias, pero en unas horas, la imagen de personas de todas las edades, incluso bebés, llegando a la playa ceutí bajo la impasible mirada de las autoridades marroquíes conmocionó a nivel internacional y puso a Melilla en alerta.
Esa misma noche, casi 90 inmigrante subsaharianos consiguieron entrar a Melilla por la zona sur de la ciudad y las autoridades marroquíes, según Delegación del Gobierno, colaboraron con las españolas. Así pues, la presión continuó sobre todo en Ceuta con la llegada de marroquíes en lo que se ha sabido que fue una llegada organizada por parte de la autoridades del país vecino.
Así respondió Marruecos a las advertencias hechas públicas en dos comunicados tras la acogida de España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, en un hospital de Logroño. En dichos comunicados, sentía este hecho como una traición que tendría consecuencias.
El martes, mientras Ceuta seguía lidiando con la llegada de personas, en Melilla hubo un intento de entrada por el Dique Sur también de noche, como el anterior. Decenas de inmigrantes subsaharianos consiguieron tocar suelo español y tras un forcejeo con la Guardia Civil durante más de una hora, fueron devueltos a Marruecos a través de una de las puertas de la valla del Dique Sur. Dos agentes de la Guardia Civil sufrieron lesiones leves tras recibir el impacto de una piedra.
Para mostrar su apoyo a las dos ciudades autónomas, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hizo una declaración institucional sobre el asunto después de una rueda de prensa del Consejo de Ministros en la que tanto como María Jesús Montero, portavoz del Gobierno, y Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior, evitaron a toda costa relacionar lo ocurrido en Ceuta con la acogida de Ghali e insistieron en la importancia de las relaciones entre España y Marruecos.
Por su lado, Sánchez anunció que esa misma tarde viajaría a Ceuta y Melilla con el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Llegaron a Melilla pasadas las 19:00 horas y se dirigieron al Palacio de la Asamblea, donde se reunieron con las principales autoridades de la ciudad, entre ellas Eduardo de Castro, presidente de la Ciudad, y Sabrina Moh, delegada del Gobierno. En ninguna de las ciudades se hicieron declaraciones a la prensa.
Fue justo después de la partida de Sánchez que el grupo de subsaharianos mencionado anteriormente intento entrar por el Dique Sur. Hay que resaltar que este colinda directamente con el puerto de Beni Enzar, por que no es un lugar habitual de entradas ante el difícil acceso a este.
Ya el miércoles, el goteo de personas fue en descenso en Ceuta y ya comenzaron las devoluciones en base al acuerdo que hay entre España y Marruecos, aunque los cientos de menores que entraron resultaba un problema mayor al estar más protegidos por la ley. Por lo tanto, las autoridades marroquíes ya habían comenzado
Sin embargo, en Melilla, donde parecía que esta crisis entre España y Marruecos le afectaba de lado dada sus características geográficas, vivió en plena noche el primer intento de entrada a la ciudad por parte de marroquíes.
Fue en Mariguari y durante toda la noche, los melillenses pudieron escuchar al helicóptero de la Guardia Civil en pleno rendimiento. De este hecho fue testigo El Faro y fue en el lugar cuando los propios vecinos de La Cañada señalaron que se trataba de subsaharianos, sino de unos residentes del mismo barrio marroquí de Mariguari.
El perímetro fronterizo está formado por tres vallas y estos sonsiguieron colarse entre ellas. Los antidisturbios consiguieron agruparlos y llevarlos hasta la puerta más cercana con la intención de expulsarlos. Sin embargo, este hecho no fue de inmediato ya que las autoridades marroquíes se hicieron de rogar. A la mañana siguiente, Delegación informó que unas 100 personas intentaron acceder entre el río de Oro y Mariguari de madrugada.
Esa misma mañana, la vigilancia en Melilla fue reforzada con 20 efectivos y fue creado el Centro de Coordinación (CECOR). Delegación señaló que el CECOR fue constituido a raíz de los acontecimientos acaecidos en Ceuta, en el que señalizaron los hechos ocurridos en la ciudad hermana así como la presión migratoria que vive Melilla y en la que se ha tratado el diseño de operativos para afrontar todos los escenarios posibles.
Al día siguiente, el jueves, Delegación informó cerca de las 22:00 horas que la vigilancia del perímetro fronterizo iba a ser reforzada con la participación de las Fuerzas Armadas. Los medios de comunicación acudieron de inmediato al perímetro fronterizo entre la zona comprendida desde Barrio Chino hasta Mariguari. Desde el otro lado volvieron a lazar piedras, incluso quemaron contenedores.
El dispositivo anti-intrusión estaba desplegado por todo el perímetro y se veía ir y venir constantemente a los coches patrulla según iban tanteando desde el otro lado las entradas. Ese día intentaron entrar, además de por los pasos fronterizos, por los cauces del río y arroyos de la ciudad. En el de Farhana consiguieron rebasar la verja del cauce del arrollo y salieron a la carrera con los agentes de la Guardia Civil detrás de ellos. Delegación informó que en ese momento consiguieron entrar unos 10 varones de origen marroquí.
En total, a lo largo de la noche entraron 30 personas, cuyo paradero es desconocido.
A la mañana, siguiente, la delegada del Gobierno, dio una rueda de prensa en la que aseguró que serán contundentes a la hora de proteger la integridad territorial de la ciudad y anunció más refuerzos para la vigilancia.
El viernes, la tensión no esperó a la noche y a primera hora de la tarde ya comenzaron los intentos de entrada sin cesar hasta pasadas las 02:00 horas del sábado. Eran cerca de 300 personas las que tentaban la entrada y ese día lo consiguieron 40 tras romper el candado de las verjas de los cauces, que ya han sido reparadas. Según fuentes consultadas por El Faro, habrían sido 70 en total.
Los dos días con más intensidad fueron el jueves y el viernes, pues el sábado, protegido con más refuerzos, el perímetro fronterizo volvió a vivir tentativas de entradas, pero esta vez no tan numerosas y nadie logró sobrepasar el perímetro. Además, las autoridades marroquíes comenzaron a colaborar y desplegaron a los antidisturbios. El domingo ya estuvo bajo calma durante todo el día, eso sí, sin rebajar la vigilancia.
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