Manuel Gavilá, locutor de los partidos del Melilla Baloncesto, dice adiós a su trabajo en TVM
Manuel Gavilá, la voz que durante más de 20 años ha narrado los partidos del Melilla Baloncesto en Televisión Melilla, dice adiós a su estrecha vinculación con el medio local para dedicarse a disfrutar de su jubilación. Asegura que no va a echar de menos sus noches de viernes en el pabellón viendo a equipo de sus amores porque ahí es donde va a estar en los próximos partidos, apoyando a sus jugadores, eso sí, sin micrófono y como un espectador más. “Voy a estar super ocupado en las gradas con los árbitros como objetivo principal”, afirmó. Ayer el presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, recibió a este experto en la historia del baloncesto melillense y le entregó una placa para rendirle un pequeño homenaje por su trabajo.
Gavilá recogió muy emocionado este galardón y, acompañado por sus hijos y su esposa, agradeció las numerosas muestras de cariño y afecto que ha recibido en los últimos días tras anunciar su marcha de su trabajo en el Ejército y de su gran pasión, la retransmisión de los partidos de baloncesto. Destacó también que ha sido un placer conocer el mundo de la televisión y aseguró que se va con la sensación de haber aprendido mucho.
Este experto en baloncesto melillense explicó que toda su vida ha estado vinculada a este deporte. Fue jugador, entrenador de equipos locales e incluso presidente del colegio de árbitros.
Aún recuerda con mucho cariño cómo Antonio Ramírez, mientras caminaban por el pasillo central de la Feria de Melilla hace más de 20 años, le dijo que debía estar en la retransmisión del partido de baloncesto del día siguiente. Fue ese día cuando fichó por la televisión local. Aquel primer encuentro que retransmitió para TVM fue un partido entre el Melilla Baloncesto y el Jugoplástika de Croacia. Desde entonces no ha faltado a la cita con este deporte.
Los buenos momentos
Gavilá asevera que ha llorado por su equipo en muchas ocasiones, pero señala que las que desea recordar son las lágrimas de felicidad, cómo las que derramó al lograr la primera Copa del Príncipe. Explica que tuvieron que trasladarse a Alicante y que el autobús en el que viajaban tuvo una avería. Rememora aún el sabor de la paella que comieron antes del partido. Pero hay más momentos inolvidables del Melilla Baloncesto, como cuando jugó en Fuenlabrada y unos 600 melillenses viajaron a esta ciudad madrileña para ver a su equipo.
Ahora dedicará sus días a ser “corredor de bolsa, es decir, a ir a la compra” y a estar más tiempo con su familia, afirma. También a ellos, a su mujer y sus hijos, agradece que hayan amoldado su vida a su gran pasión: El Baloncesto. “Se acabó mi doble vida”, dice en relación a cómo tenía que compatibilizar su trabajo con TVM.