Las jornadas pasan y la UD Melilla sigue asentada en la zona noble de la clasificación. Si bien, ahora está a los mismos puntos de distancia del líder que de los puestos de descenso directo. Y es que los empates en una competición que premia la victoria con tres puntos tiene un valor relativo. Puntuar siempre es bueno (sobre todo si se hace fuera de casa) si al domingo siguiente se consigue la victoria. O, lo que es lo mismo, aquello de la media inglesa. Un equipo puede acabar invicto una competición y ser carne de descenso. En Segunda División B, al menos en el Grupo IV, todo lo que no sea acabar con más de 44 puntos se traduce en la pérdida de categoría en un porcentaje altísimo. Solo hay que mirar el historial de clasificaciones.
El Melilla tiene que volver a sumar de tres en tres cuanto antes y el sábado tendrá la oportunidad de hacerlo frente a un rival directo en la pelea por acabar en puestos de playoff como es el FC Cartagena. Un equipo que mantiene buena parte del bloque del curso pasado, incluido el entrenador, que visita Álvarez Claro después de encajar en casa una dolorosa derrota frente al Lorca CF, otra de las escuadras que al final pelearán por estar arriba.
Hace dos jornadas el equipo afrontó el partido ante el Granada B con la idea de hacer bueno el punto conseguido en La Nueva Condomina frente al Real Murcia, y no se consiguió. Este domingo visitaba el Bahía Sur con la idea de hacer bueno el punto sumado frente al filial, y tampoco se ha conseguido. Por lo que esperemos que cambie la dinámica ante la escuadra departamental y vuelva a la senda del triunfo cuanto antes.
No se trata de hacer ver que el “modo” alarma se ha encendido. Ni mucho menos. Pero sería una temeridad obviar que puede encenderse en cualquier momento. Sobre todo si a estas alturas de campeonato, aunque es pronto, se anda todavía con experimentos cuando parecía que la cosa funcionaba. O a lo mejor de lo que se trata de verdad es de tener a todos los jugadores “enchufados” como manifestaba el míster unionista en la previa antes de viajar a San Fernando.
No es que el once titular que Uribe presentó en el Bahía Sur causara sorpresa a muchos aficionados. A algunos sí, para qué engañarnos, pero no a tantos. El hecho de que el canterano Pepe se cayera de la lista se veía venir, y que a Sufian (uno de los mejores del equipo hasta el momento) le pasara lo mismo también. Con Mahanan fuera del once, ya solo queda Nacho Aznar como estandarte del fútbol local. Y es que desde la época de Pastelero la UD Melilla no contaba con tan poca representación de la cantera en el once inicial. Ese famoso ADN de los futbolistas melillenses a la hora de tirar del carro parece que solo se reconoce en las duras y no en las maduras. Al final los resultados son los que mandan. A la grada le da igual si el equipo tiene ADN melillense o no. Al menos es lo que deja entrever cuando acude al vetusto Municipal. Otra cosa es lo que se cuece en los mentideros futbolísticos de la ciudad. Eso sí, si al final no se consigue lo que todos tienen en mente y no se atreven a decir, serán muchos los que se sumen para hacer leña del árbol caído. Las ideas, los pensamientos, hay que exponerlos cuando las cosas van bien, después de poco valen.
Y es que visto lo visto, si al final el equipo se queda en el intento, cada palo tendrá que aguantar su vela, porque para ese viaje no hacía falta cambiar de alforjas. Tiempo al tiempo.
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