Visita al parque calcinado

Vecinos del Monte María Cristina cuentan cómo se enfrentaron al incendio en el parque infantil antes de que llegaran los Bomberos. “Si hubiera hecho viento, el fuego habría ido más lejos”.

“Es una suerte que la noche del incendio no hubiera viento. Si no, el fuego habría llegado también hasta esa cubierta de madera”. El dueño de una tienda de alimentación del Monte María Cristina, que prefiere no revelar su nombre, señala un techo de palés que se levanta a escasos metros del parque infantil que fue pasto de las llamas la madrugada del lunes.
Bajo esa techumbre hay una mesa de ping-pong intacta. “Mira, esto es lo único que no quemaron”, dicen unos niños que no representan más de seis años y que ahora ya no tienen columpios en los que jugar. La zona de recreo para los pequeños está completamente calcinada y el olor a plástico quemado invita a no pasar mucho tiempo respirando ese aire.
“Ese suelo es de resina, un producto químico muy tóxico si se quema”, añade el comerciante que conversa con El Faro. Este vecino fue uno de los que participaron en las tareas de extinción del fuego que se declaró “sobre las cuatro de la mañana” del pasado lunes.

Cadena humana
“Los Bomberos llegaron muy tarde”, cuenta. “Casi habíamos terminado de apagar el incendio”. Según explica, muchos vecinos salieron precipitadamente de sus hogares, llenaron cubos de agua y formaron una cadena humana para hacer frente a las llamas.
El trabajo fue duro, pero les sirvió de gran ayuda que uno de ellos, cuya vivienda se ubica justo frente al parque, conectó una manguera a un grifo y evitó que el fuego se fuera propagando por otros rincones del parque.
“Mi hijo hizo 10 llamadas a los Bomberos y llegaron 40 minutos más tarde”, protesta este comerciante. Esa noche, otros dos incendios simultáneos, uno cerca de la gasolinera de Shell, donde ardió un coche, y otro en un contenedor de residuos en La Cañada, mantuvieron en jaque a la brigada antiincendios de Melilla.  “Sólo vinieron dos operarios (de los Bomberos), pero nosotros habíamos hecho casi todo el trabajo”, afirma este vecino del Monte.

Declaraciones del presidente
A algunos vecinos de esta parte de la ciudad no les han parecido de recibo las palabras del presidente del Gobierno local, Juan José Imbroda, tras el incendio de este parque. El mandatario afirmó el lunes que “lo dejaría quemado durante un tiempo como monumento a la barbarie”. Unas palabras que han sentado como un tiro a Mimon, un joven desempleado que lleva semanas participando en manifestaciones pacíficas en las que reclama empleo para la gente del barrio.
“Cuando dice eso, demuestra que no le importa la gente del Monte”. Mimon asegura que el fuego fue obra de “unos niñatos de 15 años” que con ese acto vandálico “nos perjudican a todos”.
Mimon sostiene que fueron los vecinos del Monte quienes sofocaron las llamas y que los Bomberos llegaron “cuando casi no había fuego”. “Dicen que había otros incendios. Y qué habría pasado aquí si en lugar de quemarse el parque, se estuviera quemando una casa con gente dentro?”, se pregunta.
El parque está precintado para evitar que los niños se aproximen a las instalaciones que ardieron. Según otro vecino, el precinto fue instalado por la empresa adjudicataria del servicio de limpieza.
Son las 15:00 horas y todo está tranquilo. Estamos en Ramadán, el mes de ayuno y oración, y Mimon se despide de El Faro. “Nos vamos al rezo”, indica, después de reclamar a la Ciudad que “no abandone” este barrio.
Pronto, aparece otro lugareño. Viste una equipación militar y señala que no se enteró del incendio porque su casa se encuentra “más abajo” del parque.
Considera que para descubrir a los responsables del incendio serían de gran ayuda “las cámaras del centro penitenciario”, junto al cual yacen los restos de lo que fue el parque infantil del Monte. “En este barrio hay mucha buena gente y todos pagamos por lo que hacen unos pocos”.