La semana pasada, el vuelo de Air Nostrum salió de Almería a Melilla con seis pasajeros a bordo, además de la tripulación. Eso no es rentable para ninguna compañía del mundo, por mucha ayuda que reciba del Gobierno. O hacemos algo, o terminaremos con más recortes en nuestras conexiones con la península.
No escarmentamos con lo que nos ocurrió con el barco. Hemos pasado de tener tres compañías peleando por el mercado melillense, a disponer de viajes a Málaga y Almería sólo tres días a la semana. ¿Y saben cuánta gente ha protestado? Ninguna. Y lo que es peor, ¿saben cuántos políticos han salido a dar explicaciones? Ninguno.
Y no es, ni de lejos, lo peor que nos puede pasar. El diputado del PP, Díaz de Otazu, nos alerta de que el proyecto de Presupuestos Generales del Estado sólo incluye una partida única de 15 millones de euros para las líneas de servicio público en Ceuta, Melilla, Canarias y Baleares. No sé a vosotros, pero a mí 15 millones para los cuatro territorios me parece poco dinero teniendo en cuenta cómo nos fue con el contrato marítimo a cero euros. Es más, para ser exactos, me parece poquísimo dinero.
Basta con tirar de hemeroteca. En 2014 salieron a licitación las líneas de Málaga-Melilla y Almería-Melilla por 15,4 millones de euros y un período de dos años de contrato. Ahora con 15 millones se quiere garantizar no sólo Melilla sino también Ceuta, Canarias y Baleares. A mí me parece que están apretando a lo bestia, pero todavía hay que aguantar que la delegada del Gobierno tenga la valentía de decirnos que vamos a recibir la mayor inversión por habitantes de todo el país. Pues no sé a dónde irá el dinero, porque al contrato marítimo, según el PP, no va.
Hablando de la delegada, hay que ver qué suelto tiene el gatillo Sabrina Moh para apuntar al corazón de la popular Paz Velázquez en Twitter, recordándole el famoso baile de la Zarzamora. Fue en un rifirrafe virtual en el que la delegada se quitó los tacones y se puso las chancletas a una velocidad de vértigo para demostrar que en peleas periféricas, orilleras y de bajos fondos nadie le coge la delantera.
Ante esto, no se puede hacer nada. O sí. Los/as asesores/as de Sabrina Moh pueden cambiar la contraseña del Twitter y devolvérsela cuando estén seguros/as de que la delegada hará honores a su cargo y no se revolcará gratuitamente en el lodo. Este tipo de ‘sal-pa-fuera’ sólo desprestigian la política y dejan en muy mal lugar el trabajo de otras mujeres que no entran en un debate con el cuchillo entre los dientes.
Paz Velázquez empezó la discusión, pero ella hizo lo que tenía que hacer: chinchar. La oposición, como no me canso de decirlo, está para oponerse. Pero una delegada, cuyo trabajo ha quedado en entredicho en temas de frontera (cierre de la Aduana y fin del comercio transfronterizo), seguridad ciudadana (asaltos, puñaladas, drogas, robos..), contrato marítimo (tres barcos por semana) y COVID (el Ingesa nos vende datos falsos), no debería enfangarse sacando trapos sucios a otros. Ella no tiene pasado, pero su presente es, cuanto menos, cuestionable.
Yo, tal y como están las cosas, le bajaría el perfil a la delegada hasta que llegue el momento de poner resultados sobre la mesa. Si no tenemos barcos, no hay que esconderse, pero tampoco hay que plantarse como la artista invitada en todos los saraos. Un poquito de sentido común, no le vendría mal.
En lugar de llamar la atención con salidas de tono, yo apostaría por perfil bajo y mucho pico y pala para poder taparle la boca a los periodistas incómodos, de la única manera que se les puede callar: con resultados, que es justo lo que no acaba de llegar a la Delegación del Gobierno. Desde que consiguió enviar a Marruecos a los migrantes de la Plaza de Toros no ha vuelto a dar pie con bola. Todo lo que toca, lo revienta.
No me extraña, por tanto, que el PP se haya adelantado a incluir una enmienda al proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2021, que deberán aprobarse definitivamente el 29 de diciembre. La petición busca reforzar con 5 millones el presupuesto del contrato marítimo y, de paso, meter en el saco de las OPS la línea de Motril que no se reivindicó en tiempos de Imbroda.
Y este detalle, que está bien, le resta credibilidad y seriedad a la propuesta. El PP nos vendió la línea de Motril en la campaña electoral de 2008 y las hemerotecas aún guardan recuerdos del enfado monumental que montó en ese momento, en una rueda de prensa, el entonces secretario de Organización de los socialistas locales, Alonso Díaz, cuando acusó a Imbroda de orquestar una campaña de “mentiras y manipulación”.
El tiempo le dio la razón. Imbroda gobernó 20 años y no puso Motril entre sus prioridades. Ahora, en la oposición, nos vende lo mismo que nos vendía el PSOE. Esto no parece ser muy serio, la verdad. Pero si ellos lo dicen, no tengo motivos para creer que mienten cordialmente.
Ahora sólo nos queda sentarnos a esperar a ver qué explicación nos da la Delegación del Gobierno cuando nos vacunen a todos y, por tanto, resucite la demanda de conexión con la península y no haya barcos. Yo iría preparándome para ese momento. No me parece honesto rezar aquello de “Virgencita, que me quede como estoy”. En estos momentos, digamos que no sería muy patriótico.
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