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Vigilantes del CETI atienden dos casos por semana de violencia machista entre sirios

Aseguran que este colectivo, mayoritario en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla, no entiende que maltratar a las mujeres es un delito en España y por eso son “engrilletados” constantemente.

Vigilantes del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla han salido al paso de las acusaciones del colectivo sirio del CETI, que considera que los encargados de la seguridad tienen prejuicios contra ellos. Según comentaron a El Faro inmigrantes sirios este sábado, los vigilantes los “engrilletan” a la primera de cambio sin pedirles explicaciones.
Los agentes encargados de la vigilancia y seguridad del CETI se defienden. “Atendemos una media de dos casos por semana de violencia machista entre inmigrantes sirios. Cuando los engrilletamos, nos dicen que pegan a su mujer porque les pertenece y pueden hacer con ella lo que quieran. No entienden que en España el maltrato es un delito”, explican a El Faro.
Vigilantes consultados por este periódico confirman que en el CETI hay unos 700 sirios, pero apuntan que el índice de ocupación no sobrepasa los 1.500 residentes. De hecho, aclaran, los nacionales de Siria son mayoría en el centro y hoy por hoy constituyen el colectivo más conflictivo.

Una forma de presionar
Para los vigilantes, tanto el anuncio de que los sirios ∂preparan una protesta para esta semana en la Plaza de España como la denuncia de que mediadores y agentes de seguridad del CETI tienen prejuicios contra ellos constituye una forma de presionar a las autoridades para que los saquen de Melilla cuanto antes hacia la península.
Vigilantes de seguridad del CETI consultados por El Faro alertan de que los sirios tienen “abandonados a sus hijos dentro del centro” y que son los encargados del acceso a las instalaciones los que tienen que impedir que los niños salgan del centro con patines para evitar que lleguen a la carretera y los atropelle un coche. “Ahora mismo hay cerca de un centenar de menores sirios en el CETI. Por las mañanas están en el colegio porque Accem (una  ONG) se ha ocupado de escolarizarlos, pero por las tardes los tenemos en el centro haciendo de las suyas”, comentaron ayer a El Faro.
También explican que las peleas entre sirios y subsaharianos se deben, sobre todo, a que menores procedentes de Siria se acercan a los lugares donde juegan a las cartas los “africanos” (como los llaman los sirios) y se tapan la nariz, haciendo los niños una burla que molesta mucho a los mayores.
Lo menores sirios suelen apedrear a los subsaharianos gritándoles mientras éstos juegan en grupo, lo que dispara las tensiones.

Los más conflictivos
Respecto a la supuesta conflictividad de los inmigrantes cameruneses que denuncian los sirios, los vigilantes consultados por El Faro aseguran que suelen dar problemas una vez cada dos semanas. “Los sirios tienen problemas entre ellos y con los subsaharianos. Les pegan y gritan a sus propias mujeres y no entienden por qué los engrilletamos”, insisten.
Los vigilantes critican además que siempre que hay una pelea entre sirios y subsaharianos, los mayores procedentes de Siria se parapetan detrás de los menores para protegerse.
Ahora mismo, el principal reto del equipo de vigilancia y seguridad del CETI es que no haya una batalla campal en el centro. “Hace poco tuvimos una pelea entre sirios y marroquíes fuera de las instalaciones y cerramos las puertas porque no podemos permitir que el conflicto se traslade al interior”, explicaron a este periódico.
Respecto a las denuncias de que los vigilantes permiten que los subsaharianos beban alcohol dentro del centro, los encargados de la seguridad niegan la mayor. “Sabemos que en las chabolas del río se vende alcohol. Los subsaharianos tienen montado su negocio ahí. Cuando entra alguno borracho al CETI, lo sacamos. Beber alcohol no está permitido en el centro y mucho menos consumir drogas”.
Para los agentes de seguridad, el principal problema con los sirios es que los inmigrantes que están llegando ahora a Melilla no vienen huyendo de la guerra, sino de los campos de refugiados. “Están acostumbrados a dormir en tiendas de campaña. Si no, cómo se explica que pese a que las mujeres y niños tienen asignadas habitaciones con literas, saquen una manta a las zonas comunes y prefieran dormir en el suelo”, se preguntan.

Los robos, por descuidos
Por último, subrayan que el robo de móviles se debe más al descuido de los enseres personales, que a hurtos premeditados. “Ha habido casos de sirios que han dejado el teléfono cargando en el comedor y cuando regresan a buscarlos ya no está y enseguida gritan: “¡Han sido los negros!”
Por eso, insisten los vigilantes consultados, cuando llega un inmigrante nuevo al CETI, lo primero que le aconsejan es que tenga vigiladas sus pertenencias.
Los guardias de seguridad del centro destacan que este tipo de problemas se da por la sobresaturación del CETI, que está pensado para un máximo de 480 personas y acoge a más del triple de su capacidad. Aún así, reconocen que hoy están mejor que en mayo.

La Delegación admite que en el CETI existe consumo clandestino de alcohol

La Delegación del Gobierno reconoció ayer a El Faro que “es cierto que hay gente que pasa alcohol clandestinamente al interior del CETI”, pero recordó que el consumo de bebidas alcohólicas y estupefacientes está “terminantemente prohibido” en las instalaciones del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla.
En esta línea, explicaron que en la puerta del CETI los vigilantes de seguridad del centro no realizan un cacheo de los inmigrantes, pero todos los residentes saben que está prohibido el acceso con bebidas alcohólicas o drogas.
También está “terminantemente prohibido” el consumo de drogas o alcohol en el interior del centro y violar estas normas puede conllevar la expulsión del centro.
La Delegación del Gobierno contestó así a preguntas de El Faro, que el pasado domingo publicó una denuncia del colectivo sirio del CETI, que apunta que dentro del centro se consumen alcohol y drogas (cocaína y hachís) delante de menores  y que esta actuación es tolerada por los guardias de seguridad.
Vigilantes han negado esa supuesta tolerancia y aclaran que en cuanto ven a un inmigrante con síntomas de embriaguez, le impiden la entrada en el CETI.
Asimismo, alertan de que en las chabolas que se han levantado en el cauce del Río de Oro hay montado un chiringuito de venta de alcohol. Desde la Delegación advierten de que Abdelmalik El Barkani “no va consentir la proliferación de chabolas junto al CETI”, pero no han aclarado si éstas serán derribadas con la misma celeridad con que fueron desmanteladas las que afeaban las vistas del campo de golf.

La acusación
Sirios del CETI denuncian el consumo de alcohol
El colectivo sirio denunció a El Faro que inmigrantes subsaharianos consumen alcohol y drogas dentro del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla y acusan a los vigilantes de seguridad de ser tolerantes con ellos.
El reconocimiento
Delegación del Gobierno admite el consumo ilegal
La Delegación del Gobierno reconoció ayer que tiene conocimiento de que se consume alcohol de forma clandestina dentro del CETI, pero recordó que está prohibido.
Las medidas
Expulsión del centro
Desde el departamento de Abdelmalik El Barkani recuerdan que los inmigrantes que sean detectados consumiendo alcohol o drogas dentro del CETI se exponen a que les expulsen del centro.

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