En esta nueva edición de ‘Conozcamos nuestro pueblos’ tomaron parte 45 socios de la entidad. El pasado sábado, la Casa de Melilla en Almería celebró una nueva edición de su actividad ‘Conozcamos Nuestros Pueblos’, que en esta ocasión les llevó hasta la localidad alpujarreña de Padules.
Un autobús con 45 socios a bordo partió del Zapillo para recorrer los algo más de 55 kilómetros que separan la capital almeriense de su punto de destino.
En la entrada de la población, esperaban el alcalde, Antonio Gutiérrez, y el teniente de alcalde, Andrés Muñoz, quienes ya no se separarían del grupo, siendo muy buenos anfitriones.
En primer lugar, la expedición se dirigió, a pie, por las calles del pueblo al Ayuntamiento, donde en el Salón de Plenos el primer edil dio la bienvenida oficial a los melillenses, explicándoles la historia, costumbres, tradiciones y geografía de su población y entregándoles un cuadro con una fotografía muy antigua de la localidad. Lola Ruiz, la presidenta de la Casa de Melilla, hizo lo propio, aunque ella le entregó un ejemplar del libro ‘Melilla mágica’, a la vez que le agradeció la magnífica acogida recibida.
Tras la recepción oficial, la delegación visitó la iglesia, varios de los espectaculares miradores sobre el Valla del Andarax, río que baña la población, y permite a esa zona de la Alpujarra tener mucho agua durante todo el año.
Recorriendo las calles se llegó al lavadero municipal, a la plaza donde acampó Juan de Austria con sus tropas cuando visitó Padules para recibir la rendición de los pueblos de la zona.
Se visitó igualmente el Teatro Municipal y una de las dos bodegas existentes, pues Padules es tierra de vinos. En concreto fue a la Bodega Barea Granados, donde su propietario explicó el proceso de elaboración de sus caldos, comercializados con la marca ‘Bolñieba’.
Después de las compras de rigor, la expedición se dirigió al restaurante Barroso para reponer fuerzas con las viandas preparadas.
La visita a esta población tuvo momentos muy emotivos para muchos de los melillenses almerienses, pues algunos eran nativos del pueblo y otros, descienden de él, de forma más o menos directa, ya que en el siglo pasado fueron muchos los padulenses que emigraron a la capital, Almería, e incluso a Melilla.
Finalizada la comida, el autobús emprendió el regreso a casa, pero aún hubo tiempo de desviarse a la vecina localidad de Canjáyar, para en la Almazara ‘La Santa Cruz’, comprar el otro caldo que se produce en esta parte de la Alpujarra almeriense, el aceite de oliva.