Melilla es una ciudad con un cuantioso presupuesto público en donde debería notarse la cantidad de las inversiones públicas realizadas en el mantenimiento de la ciudad. Lo más dificil no es realizar los proyectos, sino mantenerlos y ese es el verdadero “talón de Aquiles” de la gestión administrativa en Melilla. A veces no hace falta separarse mucho del Centro de la urbe para encontrar zonas deterioradas y pésimamente conservadas.
Uno de los problemas clásicos de Melilla es el vertido de escombros, o las escombreras ilegales, como ésta en la carretera que da acceso al polvorín de Horcas Coloradas. La acción no es achacable en este caso a ninguna instancia administrativa, pero eso sí, debe extremarse la vigilancia para que estos vertidos ilegales no se produzcan y si se hacen, debe buscarse a los responsable para que paguen la corrspondiente multa. Al menos, garantizar la vigilancia para que los escombros sean retirados en un plazo breve.
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