El consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, afirmó ayer que quince de los migrantes que llegaron en las pateras que arribaron a Melilla el pasado domingo día 10 dijeron ser menores y fueron ingresados en el centro de La Purísima. Sin embargo, después se comprobó que tenían más de 18 años. Ventura hizo esta afirmación en relación al joven subsahariano que llegó este domingo procedente de Chafarinas y que también decía no haber llegado a la mayoría de edad.
El consejero indicó que por el momento no se sabía si realmente este chico tenía o no más de 18 años. Pero en cualquier caso, apuntó que son muchos los que llegan diciendo que son menores, sin ser cierto. Ante esta situación, Ventura recordó lleva tiempo solicitando que las pruebas de comprobación de edad se les hagan a estos jóvenes antes de ingresar en los centros, más aun teniendo en cuenta el elevado grado de ocupación que hay en estas instalaciones.
El máximo responsable del área de Bienestar Social indicó que no sabe cuál es el interés que lleva a estos jóvenes a decir que son menores de edad. Es más, indicó que muchos de ellos, una vez que llegan a los centros de menores no quieren permanecer allí. En cualquier caso, insistió en que hace falta buscar otro procedimiento para evitar que estos adultos convivan en los centros con los que realmente son menores, como ha sucedido con los de la patera de la pasada semana.
Aseguró que no es la primera vez que se da una situación así y recordó que hace unos meses sucedió algo similar con un grupo de una veintena de subsaharianos, que también resultaron ser adultos.
Ventura dejó claro que cuando se trata de niños desde la Administración siempre van a darles la atención que necesitan, a pesar de las dificultades que haya en los centros por la elevada ocupación. Sin embargo, afirmó que es imprescindible que los trámites sean lo más ágiles posible para optimizar los recursos con los que cuentan.
La Purísima, el principal centro de menores de la Ciudad, continúa acogiendo a alrededor de 550 niños, una cifra que está muy por encima de su capacidad óptima.
El consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, destacó ayer el “exquisito y meticuloso” trabajo que están haciendo los educadores de calle con los niños y jóvenes que hay viviendo a la intemperie en la ciudad.
Ventura se refirió ayer al caso concreto de un niño “muy pequeño”, de unos ocho o nueve años, que afirmó que tiene muchos problemas y al que han logrado convencer para que vaya al centro. Además, han conseguido que permita que una psiquiatra lo vea para hacer un informe con el que podrán solicitar que ingrese en un centro de trastorno de conducta en el que se le dé una atención especial y adaptada a su situación.
El máximo responsable de Bienestar Social aseguró que los educadores están consiguiendo que muchos de estos menores accedan a acudir a los centros, aunque en algunos casos reconoció que vuelven a marcharse porque su intención sigue siendo colarse en un barco como polizones para tratar de llegar a la península.
En cualquier caso resaltó tanto la asistencia social como la sanitaria que se está dando a estos jóvenes gracias a este programa de educadores. Dijo que por el momento es pronto para dar cifras concretas, pero reiteró que la labor que están desarrollando es muy positiva para la ciudad. Un total de 16 personas forman parte de este proyecto de atención a menores de la calle.
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