Una historia sacada de una película e incluso de una telenovela. Así califican los vecinos del barrio de El Real la historia de la familia de Amaya Martínez Casado, una mujer de Bilbao que intenta descubrir quién era su abuelo, del que tiene pocos datos.
Su abuela María del Mar Ruiz se mudó a Melilla desde Almería en los años 30 junto con sus dos hijos y se estableció en la calle Mar Chica en el barrio de El Real. Ya en la ciudad se quedó embaraza de su padre, Manuel Martínez Ruiz, que fue criado por las monjas del Buen Consejo, congregación a la que fue entregado a pesar de no ser huérfano hasta la muerte de su madre en los años 40.
En la documentación de su padre hay datos "maquillados" como que figura que es hijo del que fue el marido de su abuela, aunque este ya estaba fallecido en 1933, o que había nacido en Almería. Todos estos datos llevan a pensar a Amaya Martínez que su abuelo era "un personaje importante" en la ciudad.
Con estos datos, El Faro se ha trasladado hasta la calle Mar Chica para comprobar qué saben los vecinos de este barrio y si alguno reconoce la foto de María del Mar Ruiz.
A pesar de los esfuerzos, este diario no ha encontrado a nadie que recuerde a esta almeriense afincada en Melilla. Los vecinos aseguran que hace demasiado tiempo de eso y que es muy difícil encontrar a alguien que pueda recordar algo. Para conocer a alguien que hubiera vivido los años 40 del siglo pasado, tendría que tener en la actualidad cerca de 100 años de edad. La mayoría de encuestados por El Faro insisten en que han pasado ya más de 80 años y que eso dificulta en gran medida la investigación.
"Yo nací en el año 45 y esto sucedió en los 40", comentó a El Faro Gabriel, un melillense vecino de este barrio de toda la vida. Él vive en el barrio desde que era pequeño, pero confesó a este diario que nunca nadie le había contado esta historia hasta que la leyó en las redes sociales hace unos días cuando Amaya Martínez la publicó en un grupo de Facebook.
Para él ha pasado ya demasiado tiempo aunque guarda la esperanza de que esta mujer de Bilbao pueda encontrar, si tiene, familiares en Melilla como primos o tíos que puedan seguir vivos. "Es lo único que puede ser", añadió.
Junto a Gabriel estaban Alfonso y Antonio, dos vecinos y amigos del barrio desde que eran pequeños. Las casas donde vivían cuando eran niños estaban una junto a la otra. "Una persona que tenga más años y la cabeza bien, puede saberlo", destacó Alfonso. Sin embargo advirtió que será muy difícil encontrar a un vecino o un familiar de la abuela de Amaya Martínez que siga vivo y pueda aportarle datos sobre su abuelo.
Otro punto a tener en cuenta según los melillenses de este barrio es el contexto histórico. En aquellos años no había un registro y un control tan exhaustivo de los documentos como hay actualmente. Según ellos eran más fáciles de manipular y de perder que ahora.
A pesar de las dificultades que se pueden encontrar para resolver este misterio, muchos encuestados aseguran a este diario que si les hubiera pasado a ellos también intentarían encontrar la verdad y coinciden en que es apasionante. "Yo creo que tendría que seguir buscando a ver de dónde venía su padre", reconoció una encuestada. Para ella es natural que las personas quieran saber de dónde vienen.
Lo que si destacaron la mayoría es que esta historia familiar es apasionante y que esperan que Amaya Martínez pueda descifrar la historia de su familia.
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