Vecinos de los barrios de Monte María Cristina, Tiro Nacional y Las Palmeras aseguran que siguen con cortes de agua. La aparente normalidad que se vive en estas zonas contrasta con la precariedad que sufren en el interior de sus viviendas: llevan cerca de dos meses con restricciones en el abastecimiento.
Muchos ciudadanos cuentan a El Faro que han tenido que ingeniárselas para tener agua en sus casas: bidones, cubos o barreños. Mecanismos de antaño que se han convertido en imprescindibles para estos vecinos. “En mi casa estamos mi madre, mis tres hermanos y yo. Para abastecer nuestras necesidades usamos bidones con hasta un metro de altura”, explica Samir, un joven de 24 años que vive en el Monte María Cristina. “Todos ayudamos a mi madre a acumular agua”, dice.
Horario
Según cuentan los vecinos, los primeros cortes de agua se limitaron a unas horas por la noche; luego fueron aumentando, primero a diez horas diarias y luego hasta las doce horas por jornada, dependiendo de la zona. Samir señala que hace unas semanas los cortes se producían en su casa de 15:00 a 22:00 horas. Ahora, de 22:00 a 8:00 horas. Intenta verle el lado positivo a las cosas: “Son más horas sin agua, pero nos gusta más este horario”, asegura.
Rabea, una vecina de Las Palmeras, indica que en su casa cuenta con agua corriente de las 6:00 hasta las 14:00 horas. “Me levanto todos los días a las 5:45 horas para poder realizar todas las tareas de casa”, subraya. Cree que la situación es mejor que hace unas semanas, pero sigue siendo difícil de sobrellevar. “Mi marido trabaja en la obra y termina a las 13:00 horas. Tiene que venir corriendo a casa para poder ducharse porque llega sudado y lleno de polvo”, indica. Lamenta que tengan que ajustar su día a día a estas limitaciones. “Tener agua corriente es un derecho por el que además pagamos”, manifiesta.
Sin ducha tras el gimnasio
Mohamed vive en el barrio de Tiro Nacional y también ha tenido que adecuar sus rutinas a las necesidades diarias de agua. “Vamos a todos los días a la fuente para llenar garrafas de agua”, explica. A su juicio, las restricciones son menores ahora, pero se siguen produciendo y a veces de forma “totalmente inesperada”. “Ayer (por anteayer) llegué a las siete del gimnasio y hasta las 12 se había cortado el suministro”, cuenta. “Antes de cruzar la puerta de mi casa mi madre ya me advirtió de que no podía ducharme. Tampoco pude quedar con mis amigos porque no iba a ir hecho un guarro”, continúa.
Pide que alguien se ocupe de “las necesidades básicas” que tienen “como cualquier ciudadano de Melilla”. “No podemos hacer una vida normal”, critica.
Los vecinos consultados por este periódico dicen que no saben cuándo van a finalizar las restricciones en el abastecimiento de agua y denuncian que “todos los años ocurre lo mismo”. “Desde que tengo uso de razón sufrimos cortes de agua” dice Samir.
Además, critica que el consejero de Medio Ambiente, Manuel Ángel Quevedo, pida que los melillenses se conciencien para ahorrar el gasto. “Los afectados siempre somo los mismos. No creo que otros, que no sufran nuestro problema, vayan a cuidar su consumo”, sentencia.
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