Aseguran que las viviendas infrahumanas que fueron presa de las llamas el pasado sábado ya se están reconstruyendo en otra zona de este poblado.
Los vecinos de la Palma Santa confían en que en el plazo aproximado de un mes el poblado de chabolas que se asienta a las faldas de esta zona de Melilla y muy cerca del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes, CETI, esté totalmente desmantelado.
Así lo expresaron ayer algunos de estos vecinos que se muestran esperanzados en que los últimos y desgraciados acontecimientos precipiten la decisión que deben tomar los juzgados para poder actuar en dichos terrenos y eliminar de una forma definitiva este poblado.
“Sabemos que una y otra cosa no están muy relacionadas, pero confiamos en que así ocurra”, aseguró uno de los habitantes de las viviendas más cercana a este campamento de chabolas y que lleva padeciendo los infortunios producidos por este asentamiento desde hace ya algún tiempo.
“He presentado numerosas denuncias en los juzgados para que actúen y eliminen las chabolas, y aunque ya he dejado de presentarlas, me dijeron a finales de febrero que la cosa llevaba buen camino y que en un plazo de dos meses el juzgado tomaría alguna decisión”, señaló.
Además, informó de que su decisión de no presentar ninguna más estaba fundamentada “en que prácticamente pasaba más tiempo en los juzgados que en mi casa. Junto a todas las incomodidades que padecemos los vecinos, porque las chabolas están cerca de nuestras viviendas, había que sumar el tener que pasar tanto tiempo presentando la denuncia”, indicó.
También comentó que había desistido de seguir presentado denuncias, “porque resulta que ahora soy yo el denunciado”.
Así, según explicó, “recibí un escrito diciendo que tenía que pagar una multa por tener en mis terrenos unas construcciones no permitidas, en referencia a las chabolas ¡Cómo si yo pudiera hacer algo más de lo que estoy haciendo!”, manifestó.
Cambiar de hábitos
Las consecuencias de este asentamiento de chabolas cerca de sus casas ha supuesto, según dijo, una variación en la cotidianidad de estas familias del Cerro de la Palma Santa. “Ya no salimos a la calle tan tranquilos como antes. Los niños no pueden jugar en el entorno porque temo lo que les pueda pasar ni tampoco pueden acudir solos al colegio, siempre tienen que ir acompañados de un adulto”.
También se ha visto afectado su modo de vida en la vivienda, “pues si antes con el buen tiempo teníamos las ventanas abiertas, ahora lo tenemos todo cerrado a cal y canto por temor a lo que puedan hacernos. Tampoco podemos tender la ropa fuera y cada dos por tres desaparecen cosas del pequeño huerto que tengo, a pesar de estar vallado. Nos molestan con los humos que organizan cuando se ponen a cocinar a cualquier hora, los ruidos y las fiestas, sobre todo los fines de semana; y lo que es peor, el tráfico de todo tipo de estupefacientes y bebidas que se produce en la zona”.
Al respecto comentó que es “como un campamento de mafia, donde existen dos mujeres que al parecer tienen todo el poder y que pueden conseguir cualquier cosa. Son las propietarias de los dos bares en que han convertido sendas chabolas y que cada uno, hasta el incendio, se encontraba en cada margen del río”.
De hecho, y sobre este último asunto, comentó que el incendio del sábado pasado, que arrasó una parte del poblado asentado en una de los márgenes del río, “se inició según se comenta por aquí, por una pelea entre las mafias”, indicó.
Traslado de chabolas
Además, aseveró que había escuchado comentar que el fallecido del pasado viernes “no es argelino como dice la Policía; es un marroquí que se hacía pasar por argelino y que tenía papeles falsos con el fin de poder irse a la península”.
Preguntados por si los últimos y desgraciados acontecimientos ocurridos en las chabolas han supuesto un aumento de la actividad que pueda afectar a los vecinos, éstos confesaron que “nada ha cambiado, todo sigue igual. De hecho, las chabolas que se quemaron el pasado sábado ya se están reconstruyendo, pero en este lado del río. Ahora los dos bares que existen en el poblado están muy cerca y eso sin duda puede incrementar los altercados y las peleas que se producen un día sí y otro también”.
Igualmente aseguró, aunque dice que no tiene pruebas para corroborarlo más que los comentarios que se escuchan en la zona, “que allí se trafica con cosas robadas”.
“Cada vez están mejor y más asentados y el campamento sigue aumentando”. Afirmó que entre los habitantes de las chabolas no sólo se ven hombres, “también hay muchas mujeres e incluso niños”. De estos últimos dijo que son mayormente argelinos “que todavía no han cumplido los 18 años. Campean por aquí con total impunidad y nosotros lo único que queremos es que desaparezcan y se vayan al CETI, que para eso está. Aquí no hacen más que molestarnos y cada vez cogen más confianza. Parece que tienen todos los derechos y ninguna obligación”.
Al respecto comentó que se están valiendo del agua de unas obras que han realizado en una vivienda del Cerro “sin tener que pagar ningún tipo de impuesto, como sí pagamos todos nosotros. O también se ven bombonas de butano que no sabemos de dónde habrán sacado”.
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