Reconocen que las calles peatones tienen muchas ventajas. Pero desde que se implantaron en la zona donde ellos vivien, no ven más que problemas. Ésta es la conclusión de un movimiento vecinal que se ha generado en el centro modernista de Melilla tras ver cómo todas las calles pasan a ser solo para peatones cuando no hay apenas gente y no hay tampoco alternativas para resolver los inconvenientes de estas calles sin tráfico para las familias que vivien en esta zona tan bonita de la ciudad. Un grupo de vecinos ha decidido dejar de quejarse al aire y van a montar una asociación para exigir reuniones con la Administración local de una manera más formal y no individual. Este movimiento ciudadano denuncia la inseguridad de las calles del centro, que son peatonales y muy bonitas a la vista, pero que están vacías. Y además, exigen alternativas para aparcar porque se han eliminado estacionamientos sin dar una alternativa a las familias que llevan viviendo en el centro muchos años y que ahora no tienen dónde dejar su vehículo.
Fue hace unas semanas cuando los vecinos del centro de la ciudad pensaron en que no era suficiente intercambiar entre ellos sus quejas. Se desahogaban entre ellos intercambiando sus malas experiencias sobre la peatonalización de sus calles y el temor a que el Gobierno local siga en esta línea con más vías del centro.
Pero no les basta. Saben que para ser escuchados como una entidad seria no les valía echar quejas como ciudadanos individuales en el registro general de la Ciudad. De ahí surgió este movimiento ciudadano que ha ido aglutinando a más y más vecinos y que ya están decididos a formar una asociación. Están preparando toda la documentación y los estatutos para, una vez agrupados en una entidad, demandar reuniones con la Administración local y pedir que se les escuche.
Nos explican estas familias que quizás pueda sonar exagerado, pero que cuando vuelven por la noche a sus casas, no hay nadie en las calles del centro. Ni un alma se ve y no solo por la noche, sino muchos días ya a primera hora de la tarde. En esta época del año no da tanto miedo, nos confiesan, puesto que anochece más tarde, pero aseguran que en invierno lo pasan mal intentando llegar a casa lo antes posible.
Hasta que se peatonalizó el centro, al menos pasaban coches que daban un rule. Pero eso ya no ocurre. No hay miedo a un atropello, pero sí hay temor a que la calle es gigante y está vacía. Si les ocurriera algo, no habría nadie cerca para echar una mano. Y esta sensación de inseguridad es aún mayor para los mayores que aún viven en la zona centro.
Al margen de esto, no tienen ninguna alternativa para estacionar cerca de sus hogares ni siquiera para descargar la compra. Este movimiento ciudadano subrayó los problemas que tienen para llevar las garrafas de agua, la leche y todos los productos hasta la puerta de su casa. Afirmó que para muchos será una queja sin valor, pero para ellos es complicar la vida que llevan en el centro e incluso se plantean si irse del barrio.
Y es que no se dieron cuenta de que esos inconvenientes eran generalizados hasta que uno de esos vecinos llamó al fontanero para arreglar un problema de la casa y éste le dijo que al centro no iban. Si no hay donde aparcar, no hay manera de reducir el tiempo de desplazamiento y no le conviene ir a esta zona de la ciudad. De hecho, tuvieron que planificar que el fontanero le acercara un compañero y le ayudara a bajar herramientas y materiales en un día concreto.
Todo esto complica la vida de la gente y denuncian estos vecinos que no tienen un buzón del ciudadano o una herramienta donde poder plantear estas cuestiones de forma directa a la Ciudad.
Han visto como en unos años han desaparecido los aparcamientos del centro sin dar esa alternativa a la gente que vive en esta zona. Se preguntan dónde está la zona azul que se prometió para dinamizar el estacionamiento y que permita a los vecinos que tienen vehículo optar a una plaza segura relativamente cerca de sus casas, porque hay quien tiene que ir a aparcar al cementerio cristiano y cargar con la compra hasta la calle O’Donnell.
Su exigencia ahora es que la Ciudad pare de peatonalizar las calles centrales y deje que se consolide esta actuación en las que ya se ha implantado. Piden dinamizar el centro para que esas grandes calles vacías se llenen de personas y demandan esa alternativa de estacionamiento para los vecinos.
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