El Centro Penitenciario de Melilla llevó a cabo el viernes las primeras jornadas de convivencia en el módulo de respeto. Varios familiares de internos en el Centro Penitenciario de Melilla compartieron el pasado viernes una merienda con sus familiares y compañeros en el interior de la cárcel. La actividad se ha diseñado bajo la idea de que el centro penitenciario debe formar parte activa de la sociedad, señala en una nota de prensa la dirección de la prisión.
Ésta ha sido la primera visita familiar dentro de este programa terapéutico, que contempla la posibilidad de lleva a cabo una visita mensual y atender así la demanda de los internos que lo soliciten.
Los ciudadanos que participaron en esta actividad el pasado viernes pudieron visitar las distintas dependencias del módulo y participar en el día a día de los internos.
Para poder tomar parte en estas jornadas, los presos deben solicitarlo voluntariamente y los visitantes deben tener una relación familiar directa con ellos.
La dirección del centro penitenciario asegura que “la experiencia ha sido valorada como muy positiva por parte de los internos, quienes manifestaron encontrarse extraños al principio, pero muy contentos a lo largo de la jornada”. Por su parte, “los familiares se marcharon con la tranquilidad de que la vida en el centro es muy distinta a lo que ellos imaginaban y agradecieron esta iniciativa”, continúa la nota de prensa de la dirección. Durante la visita, los parientes de los reclusos estuvieron acompañados por el educador, la trabajadora social y por funcionarios de vigilancia que desempeñan servicio en dicho módulo.
El programa de tratamiento en el módulo de respeto se centra en el desarrollo de habilidades sociales, de autocontrol, de valores sociales y de adquisión de hábitos que se desarrollan a través de un sistema organizativo. Con ello no sólo se presigue el orden y la limpieza, sino también el aprendizaje. Por este motivo se plantean varios objetivos en este módulo. Entre ellos está el desarrollo de conductas de convivencia adaptadas enmarcadas en el respeto mutuo de las personas y las normas del centro. También se persigue la implicación en tareas en grupo, la asunción de responsabilidades y roles, la interiorización de dichas conductas para extrapolarlas al contexto social y englobar conceptos y recursos de otros programas específicos, como el de extranjeros o el orientado a jóvenes. Igualmente, se ofrece tratamiento para drogodependencias.
En la actualidad, en el centro penitenciario de Melilla, 53 internos participan en este programa en el módulo de hombres y diez internas en el de mujeres.
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