Usuarios del CETI piden que les den agua embotellada fuera de las comidas

• Fuentes del centro dicen que no es viable dar 1,5 litros a cada uno

Alrededor de una veintenta de residentes del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) solicitó el pasado 12 de marzo que se emplazara a Clece (adjudicataria del servicio de restauración) a suministrar agua a todos los usuarios sin distinción y no solo a aquellos con una especial situación de vulnerabilidad. En todo caso, pedían que la cantidad suministrada no fuera inferior a un litro y medio por persona y día. Esta protesta colectiva ha tenido una respuesta satisfactoria pero que califican de “parcial” desde el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) puesto que desde el 25 del pasado mes se entrega medio litro a cada residente con la comida y con la cena. “Faltaría suministrar otra botella para su consumo entre horas, especialmente en horario nocturno”, apunta el abogado Josep Buades en calidad de portavoz de esta organización.

Fuentes cercanas al CETI indicaron a El Faro que suministrar diariamente un litro y medio a cada residente “no es racional” y pidieron sensatez. Recalcaron que el agua del grifo es potable aunque sí que reconocieron que es muy dura en nuestra ciudad.

Solo para los vulnerables

El grupo de residentes se quejaba en el escrito de que solo se proporcionaban botellas de medio litro, en la comida y en la cena, a los usuarios más vulnerables como menores escolarizados, embarazadas, personas con alguna discapacidad o enfermas, y a quienes tenían que desplazarse fuera para asistir a algún taller formativo.

Quienes no se encontraban en esas condiciones, se veían “forzados a consumir agua del grifo, apenas potable, o a desplazarse lejos del CETI para cargar bidones en las escasas fuentes de agua potable de calidad que hay en Melilla, o a adquirir botellas de su propio bolsillo”, recuerda Josep Buades, abogado de SJM en temas de frontera.

Por ello, un grupo de residentes decidió presentar un escrito a Clece y al CETI en el que también se solicitaba a la Admininistración que, en el caso de que la falta de suministro de agua fuera una “imprudencia imputable únicamente” a la empresa, se tomaran las acciones oportunas para sancionarla.

“La Administración, al hacerse cargo de alimentar a las personas admitidas en el CETI, no puede desconocer su derecho a algo tan básico y ligado a la salud como el acceso al agua potable”, recalcó Buades.

Fuentes próximas al CETI insistieron en que el agua del grifo es apta para el consumo y es la misma que la de todos los hogares de de Melilla. No obstante, indicaron que el centro cuenta desde hace un año con un descalcificador para mejorar su calidad aunque reconoció que está estropeado, pero no pudo precisar el tiempo que lleva así. También apuntaron que cuando se reduce la presión del agua no funciona adecuadamente. Además, señalaron que tienen previsto instalar un nuevo sistema de ósmosis en el comedor.

“Hacemos todo lo posible para que estén en las mejores condiciones”, resaltaron desde el CETI, que cuenta en la actualidad con unos 850 residentes.

Explicaron que la empresa ya está suministrando, “para satisfacer la demanda”, desde finales de marzo botellas en las tres comidas principales a todos los residentes, en lugar de refrescos como se hacía anteriormente. También aseguraron que hay termos grandes y los usuarios pueden coger agua aunque reconocieron que no mucha cantidad.

Protección internacional

“No puede olvidarse que la queja ha sido formulada, sobre todo, por solicitantes de protección internacional cuya estancia ‘temporal’ en el CETI se alarga durante muchos meses, más de un año, al no habérseles derivado a ningún Centro de Acogida a Refugiados”, indicó por su parte Buades.

“Se les fuerza a residir en el CETI, que queda fuera del sistema de acogida a refugiados, y que está pensado para estancias breves”, añadió el letrado, quien también aseguró que la Administración está violando lo dispuesto por el Parlamento Europeo y el Consejo en lo relativo a la acogida a los solicitantes de protección internacional.

Desde el SJM también lamentaron la “permanente masificación y la frecuente sobreocupación del CETI, lo que obliga a dormir en instalaciones provisionales y a formar largas colas para acceder al comedor o a las duchas”. Criticaron igualmente “la infradotación de servicios como el de asistencia jurídica, interpretación...”.