La vicepresidenta del Gobierno y consejera de Turismo de Melilla, Gloria Rojas, ha adelantado este martes que está pendiente de una reunión en el Ministerio de Turismo para buscar vías que ayuden a abaratar el precio de los billetes de avión para no residentes en nuestra ciudad.
Para solucionar un problema hace falta, en primer lugar, reconocer que lo tenemos. Ese paso ya lo ha dado Rojas. La líder socialista tiene claro que da igual todo lo que se haga por promover el turismo en Melilla, con los precios que las aerolíneas tienen para no residentes. Así no hay quien venga.
Cuando aumentó el porcentaje de la parte que nos subvenciona el Gobierno de España a todos los melillenses que viajamos en avión, nunca imaginamos que en lugar de conectarnos, la ayuda terminaría aislándonos.
Es cierto que la subvención rebaja considerablemente el precio por volar, por ejemplo a Almería, por 50 euros, con descuento de residente incluido, pero no podemos invitar a nadie a nuestra ciudad porque la gente no puede pagar 900 euros por un billete para pasar un fin de semana en Melilla.
Por menos dinero se puede viajar al Caribe. No podemos competir con los grandes destinos turísticos mundiales y al final, lo que en principio parecía bueno ha terminado siendo una losa para nuestra ciudad.
Las compañías aéreas lo han pasado mal con los cierres decretados en el primer año de pandemia y luego con la suspensión de la Operación Paso del Estrecho que también les ha restado pasajeros, aunque no de la misma manera que a las navieras.
En cualquier caso, la solución al problema no debería pasar por inyectar más dinero a las aerolíneas, sino por controlar que los precios que ofrecen se ajustan al servicio público que tienen adjudicado. Esa función fiscalizadora debe hacerla, con urgencia, el Ministerio de Turismo.
Luego se pueden evaluar fórmulas, descuentos, lo que se quiera, pero hay que tener claro que el objetivo es atraer turismo a Melilla. O sea, si estas negociaciones llegan a buen puerto, el beneficio deben notarlo los pasajeros sin descuento de residente. Si de paso beneficia a la naviera, miel sobre hojuelas. Pero la prioridad ha de ser el visitante.
No estamos en contra de que las empresas reciban ayudas. Sabemos que son tiempos difíciles para todos, pero ahora el problema que está encima de la mesa es el precio de los billetes de los turistas que podrían viajar a Melilla y no pueden hacerlo por los precios altísimos de los billetes.
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