En el pleno de control que tuvo lugar el miércoles pasado, el consejero de Economía, Hacienda y Empleo, Julio Liarte, vino a señalar, de manera clara, que los presupuestos de la Ciudad de Melilla para el próximo año no los daría a conocer hasta después de la celebración de los comicios generales. Esta respuesta ante una pregunta del Partido Popular no fue nada sorpresiva, no en vano, hace más de un mes que ya comunicó esta decisión. Una decisión que argumentó en el sentido de que de esa manera las cuentas públicas no podrían ser utilizadas electoralmente, ni por el propio Gobierno ni por los partidos de la oposición. No olvidemos que los cinco partidos que conforman el arco parlamentario de la Asamblea de Melilla (PP, PSOE, Ciudadanos, Coalición por Melilla y Vox) acuden con sus respectivos candidatos para que encuentren la posibilidad de ser elegidos para representar a la ciudad en el Congreso de los Diputados y en el Senado. Por tanto, la propia respuesta que Liarte ofreció a todos los miembros de la cámara autonómica fue en ese sentido.
Por tanto, habrá que esperar hasta después de las elecciones para que conozcamos el fondo de las acciones políticas que el tripartito, encabezado por Eduardo de Castro, quiere poner en marcha en Melilla para el próximo ejercicio económico.
Tengamos en cuenta que un documento presupuestario es la definición, en números, de las prioridades que tiene un Ejecutivo para poner en cifras su programa. En este caso seria la asunción de tres programas electorales resumidos en el mismo documento. Nada fácil desde luego para el mismo Liarte que, como responsable de las cuentas públicas, es quien ha tenido que poner orden en las peticiones de las distintas Consejerías.
Si normalmente un consejero de Hacienda las pasa canutas cuando debe transcribir las peticiones de sus compañeros siendo el Ejecutivo monocolor, imaginémonos lo que sucede en Melilla cuando deben arbitrarse las intenciones de tres formaciones como Coalición por Melilla, PSOE y Ciudadanos.
En los primeros meses del Gobierno de De Castro se vino a decir que se iba a presentar el programa que el tripartito tenía para los cuatro años de gestión, hasta las próximas elecciones autonómicas del año 2023. En realidad poco se ha sabido de ese contenido, salvo pequeñas pinceladas. De ahí, que el presupuesto que vaya a presentar Liarte después de las elecciones autonómicas si vendrá a suponer una suma de las intenciones que el Gobierno autonómico tiene para todos los melillenses, al menos para los próximos doce meses.
Repito que cuando salga a la luz se podrá estar de acuerdo o en desacuerdo con el mismo, pero habrá que tener en cuenta que un Ejecutivo tiene la obligatoriedad de marcar sus prioridades en unas cuentas públicas y, por tanto, es su decisión y como tal no habrá más remedio que respetarla.
Desde luego, lloverán críticas porque los partidos de la oposición tienen esa obligación de mostrar donde no haya acuerdos claros. Sin embargo, lograr unas cuentas en un gobierno de coalición también tiene su mérito.
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