Los Bomberos rompieron con unas tenazas el candado que habían echado los socorristas y ‘liberaron’ a los bañistas
Fue una forma curiosa de cerrar el día de playa. Los bañistas que estuvieron disfrutando de la Ensenada de los Galápagos no esperaban que les encerraran en esta playa de la ciudad. Unas 20 personas estuvieron ‘atrapadas’ durante una media hora porque los socorristas echaron el candado sin tener en cuenta si quedaba aún gente en la playa. Tras media hora de espera, fueron los Bomberos los que tuvieron que ‘liberar’ a estos ciudadanos, entre los que había un grupo de amigos y una familia con niños pequeños.
Un melillense que se quedó encerrado en Galápagos explicó que los dos socorristas que estaban vigilando la playa se habían acercado a su grupo de amigos y le avisaron de que iban a cerrar la playa. Este aviso lo recibieron a las 19:30 horas y como hasta las 19:45 no se cierra de forma oficial, comenzaron a recoger con tranquilidad sus bolsos para marcharse. Sin embargo, se llevaron una gran sorpresa cuando llegaron a la muralla donde está verja y se dieron cuenta de que no podían salir. Los socorristas habían echado el candado y no había forma de marcharse de la playa. Junto a este grupo había varias personas adultas, jóvenes y una familia con varios niños pequeños.
Este bañista resaltó que no pudieron tardar mucho en llegar a la verja y que no serían más de las 19:47 horas cuando alcanzaron esta zona y vieron que ya estaba cerrada la playa. Aseveró que comprende que los socorristas tengan un horario y que se molesten si la gente tarda mucho en salir de Galápagos. No obstante, subrayó que no se puede dejar encerrados a tantos ciudadanos y mucho menos a familias con niños pequeños. Se preguntó por qué los socorristas no llamaron a la Policía Local para que desalojaran la playa antes de echar el candado.
Otra historia del encierro
Un joven que estaba encerrado cuando El Faro llegó a la playa explicó que al principio parecía una broma de mal gusto. Pero conforme pasaban los minutos se dieron cuenta de que nadie iba a ir a sacarles de allí y optaron por llamar a emergencias, aseguró.
Algunos bañistas que estaban tras la verja se mostraban inquietos, aunque otros se lo tomaron como la anécdota del día y esperaban con calma su ‘rescate’. Estos ciudadanos aseguraron que había más gente en la playa encerrada, pero al ver que tardaban en volver para abrir el candado, habían optado por salir de la zona a nado hacia otras de las calas de Melilla La Vieja o por las rocas.
La liberación
El encargado de la empresa que tiene adjudicada el servicio de salvamento y socorrismo, Carmelo Martínez, llegó sobre las 20:10 horas. Le habían avisado de que había gente encerrada en Galápagos y quiso comprobar si se trataba de un grupo de menores que había entrado por las rocas. Se sorprendió al ver que los socorristas se habían marchado dejando en el interior de la playa a un gran número de melillenses.
De forma inmediata llamó a varias personas para que vinieran a abrir el candado y aseguró que iba a tomar medidas con los dos socorristas que tomaron la decisión de cerrar sin comprobar que ya no hubiera gente en Galápagos.
Unos diez minutos más tarde aparecieron los Bomberos con un camión pequeño. Explicaron a El Faro que les habían llamado cinco minutos antes de llegar a la zona explicándoles la situación. Uno de ellos cogió una gran tenaza y rompió el candado. Luego golpeó la cerradura de la puerta con un martillo porque se había quedada atascada y finalmente pudo abrir la verja.
En cuando todos los bañistas que se habían quedado esperando junto a esta valla salieron, uno de los Bomberos echó un vistazo al interior de la playa, tras comprobar que no había nadie más en la zona, salió de Galápagos y otro socorrista que había llegado a la playa fue el encargado de poner otro candado en la verja.
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