La visita de los Reyes a Melilla en noviembre de 2007 fue sin duda uno de los más importantes hechos de la historia reciente de la Ciudad Autónoma. Los ciudadanos se volcaron con esta visita y tanto en los días previos como durante la estancia de los monarcas la expectación era palpable. Más de 20.000 personas, según los datos de la Delegación del Gobierno, acompañaron el recorrido de sus Majestades, Don Juan Carlos y Doña Sofía.
Ya desde el día del anuncio oficial de la visita (el 31 de octubre) las muestras de alegría eran patentes en todos los sectores de la ciudad, desde los ciudadanos de a pie hasta la clase política, pasando por la religiosa o económica.
El presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, explicó el mismo día de ese anuncio oficial que la visita de los Reyes era una “vieja aspiración” de los ciudadanos y del propio monarca y que con esta visita se “cumplía el deseo del Rey y los deseos del pueblo de Melilla, que se ha expresado en este sentido en multitud de ocasiones”, comentó.
Era la primera visita de los Reyes a Melilla después de 80 años, aunque Don Juan Carlos y Doña Sofía ya habían estado en la ciudad, en 1970. en aquella ocasión lo hicieron como príncipes. Hay que remontarse a 1927 para encontrar la anterior visita real a la Ciudad. Fue la del rey Alfonso XIII.
Itinerario de la visita
La llegada de los Reyes tuvo lugar a las 11:50 horas, donde además de las autoridades civiles y militares, ya se concentraron numerosos melillenses para darles la bienvenida. En su traslado desde el aeropuerto hasta el Palacio de la Asamblea estuvieron siempre acompañados de numerosos ciudadanos que deseaban expresarles, desde el primer instante, sus muestras de cariño. La imagen de la avenida, de la Plaza de España y de todo el trayecto era un río humano de personas que deseaban estar lo más cerca posible de los Reyes.
Su saludo desde el balcón del Palacio de la Asamblea fue recibido con vítores y muestras de cariño de miles de ciudadanos, que durante ese día dejaron sus quehaceres diarios para seguir en todo su recorrido a los monarcas.
El apoyo de todos
Pero al margen del apoyo de los ciudadanos, también la clase política, la económica y la religiosa mostraron su alegría por la visita de los Reyes.
En este sentido, el presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, además de calificar la visita como histórica, dijo que tenía un valor inmaterial muy importante, pues merced a ella se iba a poder tener un mayor conocimiento de la ciudad en el resto de España.
También el entonces delegado del Gobierno, José Fernández Chacón, calificaba la visita como histórica, al igual que la práctica totalidad de las instituciones melillenses. El presidente del Partido Popular en Melilla en 2007, Arturo Esteban, comentaba que la visita de los Reyes llegaba en “un momento importantísimo para culminar de alguna manera, las ansias del pueblo melillenses en esa demostración de españolidad y de integración en el conjunto de España”.
El líder de Coalición por Melilla, Mustafa Aberchán, también destacó que “la visita zanja una deuda histórica con Melilla, una apreciación que prácticamente repetían casi todo los políticos. Fue el caso de Alberto Weil, máximo dirigente de Convergencia de Melilla, quien afirmaba que la visita representaba un antes y un después para el devenir de los melillenses.
En similares términos se expresaba Dionisio Muñoz, que en esa fecha era secretario general del PSOE de Melilla. Entonces, invitaba a “volcarse” con la visita real, que “no se le podía poner ni un pero” y que todo tenía que ser “alegrías, parabienes y satisfacción”.
En el ámbito religioso, las distintas confesiones también apoyaron la visita. Así, por ejemplo, Salomón Benzaquén, presidente de la comunidad hebrea en 2007, dijo que era “una reafirmación de la españolidad”. Ramesh Nanwani, secretario de la comunidad hindú en aquella época, indicaba que los melillenses no faltarían a esa cita. Manuel Jiménez Bárcenas, vicario de Melilla por entonces, dijo que la ciudad esperaba la visita con “mucha ilusión”. Abderraman Benyahia, portavoz de la Comisión Islámica, declaró entonces que los melillenses iban a estar “todos a una” durante la visita.
Los sindicatos igualmente mostraron su alegría y, por ejemplo, desde UGT se dijo que la jornada de la visita debía ser “un día festivo, emotivo y alegre”, CCOO ponía en valor la figura del Rey y recordaba que el monarca “apostó fuerte por la democracia” y CSI-CSIF señalaba “que los melillenses somos gentes con orgullo”.
Por último, el sector económico, que también jugó un papel importante durante esta fecha ya que muchos de ellos no dudaron en colocar carteles de los Reyes en sus escaparates y muchos cerraron sus puertas para asistir al recorrido de la comitiva, también expresó su alegría por la visita. En el caso de la presidenta de la Confederación de Empresarios, Margarita López Almendáriz, que reconoció que “los empresarios tenían un compromiso con la corona”; en tanto que el presidente de los comerciantes, Enrique Alcoba, insistía en que la visita era un hecho “histórico” para la ciudad.
Poco importa ahora que Melilla pasase a ser la última autonomía en ser visitada por sus majestades los Reyes. Hasta noviembre de 2007 ya habían visitado oficialmente las 17 comunidades y sólo les quedaban las dos ciudades autónomas. Primero estuvieron en Ceuta, el 5 de noviembre y tras hacer noche en Málaga se desplazaron a Melilla al día siguiente, un 6 de noviembre de 2007, que quedará en los anales de la historia reciente de la Ciudad Autónoma.
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