Una veintena de personas recogieron durante la mañana de ayer 146 kilos de residuos de la cala de Trápana. Miembros de Guelaya, Ecologistas en Acción, el Club Ánfora y voluntarios, en apenas unas horas, lograron dejar la playa limpia e irreconocible.
Manolo Tapia, de Guelaya, señaló en declaraciones a El Faro que, pese a que la playa de Trápana es uno de los rincones con más encanto de la ciudad, “la primera impresión que se lleva un ciudadano o un turista al verla es la de que tiene muchísima basura”.
Según explicó, el vertido que más abunda en el litoral es el micro-plástico. “Se puede ver incluso que se quedan atrapados en las mallas que han puesto en las piedras de Galápagos”, afirmó Tapia.
Amenaza a la fauna y flora
A juicio de los ecologistas, no se le da la importancia que merece a este tipo de vertido, pero es el que más amenaza el estado de salud de la fauna y flora.
“Los micro-plásticos se degradan con el oleaje en pequeñas partículas y terminan contaminándolo todo, incluso el pescado que comemos, así que también repercuten en las personas”, apuntó el activista de Guelaya.
Los ecologistas y voluntarios pretendían realizar también una limpieza de fondos marinos, pero el estado del mar impidió que ésta se llevase a cabo. Los buceadores del Club Ánfora tenían localizados dos focos de residuos, para lo que se iba a movilizar dos zodiac y el velero ‘Diosa Maat’, de Ecologistas en Acción.
Puntos de basura
“El mar tiende a reunir la basura en ciertos puntos y esto facilita la recogida, pero si no ponemos solución al problema de los vertidos de residuos en Melilla estos siempre van a terminar en el mar”, sostuvieron los activistas.
La presidenta de Guelaya, Rosa González, subrayó la necesidad de atacar en los “puntos negros” de la ciudad en los que se acumula la basura que al final termina en el mar. Como ya ha denunciado la asociación medioambiental en anteriores ocasiones, uno de los principales focos de suciedad de Melilla es el Arroyo Mezquita. “Todo el lateral es una montaña de basura”, lamentó González. “Es cierto que buena parte de los vertidos proceden de Marruecos, pero habría que recogerlos. Por otro lado, están los residuos que se dejan día sí, día también, en el Polígono”, agregó.
El resto de los arroyos, los diques y el Río de Oro también requieren una intervención medioambiental urgente, al parecer de la presidenta de Guelaya.
Los ecologistas saben que todavía queda mucho trabajo por hacer. Sobre todo, en el campo de la concienciación ciudadana.
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