Se puso ayer la primera piedra de lo que va a ser la rehabilitación de un espacio muy especial y que podrá tener un interesante uso cultural. Se trata de la Capilla de Cristo Rey, ubicada en lo que antiguamente fue el Hospital Militar de Melilla, que está declarada como Bien de Interés Cultural (BIC) y que viene necesitando esas obras de restauración como agua de mayo y desde hace ya muchos años.
En los últimos días, además, se había detectado ya que se producían entradas de personas que podían estar utilizando la capilla como refugio y eso se podía convertir en un peligro si los okupas hubiesen optado por provocar algún tipo de problema, como ocurrió en el edificio de Castelar, que fue incendiado cuando las fuerzas de seguridad les obligaron a irse. Por eso la actuación de la Ciudad Autónoma en ese lugar era tan importante, porque así se acaba con cualquier tentación destructiva.
Un dato curioso es que la capilla conservaba intactas las imágenes, que seguían en los mismos altares que ocupaban antaño; tan solo uno de ellos aparecía vacío. Se trata de un dato muy positivo porque significa que se podrán conservar todas estas tallas que embellecen la capilla, si bien hubo quien aseguró que todas ellas habían desaparecido lo cual, al fin y a la postre, no es cierto.
La recuperación de nuestro patrimonio siempre es una buena noticia. El PP ya se comprometió en la campaña electoral a ponerlo en valor y trabajar por ampliarlo. La Capilla de Cristo Rey entra de lleno en ese planteamiento que ya puso en marcha el Gobierno Imbroda de 2017 y que ahora se materializa con las obras, que costarán algo más de 800.000 euros y tienen un plazo de ejecución de ocho meses.
Es decir, para el próximo verano Melilla contará con un espacio completamente rehabilitado y de uso público, que inicialmente se ha pensado para cuestiones como grandes exposiciones o conciertos extraordinarios, sin descartar la posibilidad de que sea devuelta al culto, a juzgar por las palabras expresadas por el presidente de la Ciudad Autónoma, quien comentó, además, la posibilidad de que las cofradías puedan tener algún protagonismo aún por determinar.
Esta iglesia fue construida entre 1939 y 1941 por el ingeniero Luis Siera Miralles para el entonces Hospital Militar. Una de sus características más notables es que se construyó siguiendo el modelo de las basílicas de Roma por su sentido de la proporción y ritmo clásico. Su belleza arquitectónica es innegable y desde hace largo tiempo eran muchas las voces, sobre todo de historiadores tan reconocidos en Melilla como José Luis Blasco, que clamaban por su restauración.
La capilla quedará aislada del edificio del nuevo Hospital Universitario y tendrá su propia entrada independiente, según anunció Imbroda, quien aprovechó la ocasión para hacer un recorrido por las instalaciones acompañado por los técnicos y directivos de Doranjo, adjudicatarios de la ejecución del proyecto.
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