La reclamación de la Ciudad Autónoma para que Melilla, al igual que Ceuta, vuelvan a recuperar lo que ya tenían y no se grave a los ciudadanos por servicios muy costosos para nuestras arcas locales a causa, exclusivamente, de nuestra situación geográfica, es tan justa como lógica y debe promover el apoyo del Gobierno de Rajoy. Nos referimos en concreto al tema que abre 'En Portada' esta nueva edición de 'El Faro' y que pone sobre el tapete la realidad de un agravio comparativo ex profeso, creado por el Gobierno saliente de Rodríguez Zapatero, al negar a Melilla y Ceuta lo que, en cambio, ha mantenido para Canarias, como dice el portavoz del ejecutivo melillense, por “exclusivos intereses políticos”.
Melilla, como la llamada ciudad hermana, carece de recursos hidrológicos propios y debe desalar el agua del mar para proveerse de agua potable. El coste del metro cúbico ronda los 60 céntimos; teniendo en cuenta que Melilla gasta a diario 30.000 metros cúbicos, es fácil hacerse una idea sobre la repercusión última que la desalinización tendría en nuestros recibos de agua de no continuar una subvención estatal que, si es posible para Canarias, lo debe ser en igual medida para nuestras dos ciudades. Otro tanto pasa con la atención a los menores extranjeros, cuya partida estatal ha ido reduciendo el Gobierno saliente de Zapatero, justamente cuando ha seguido aumentado la presión migratoria sobre nuestros dos territorios. No es de recibo que esto ocurra, cuando estamos hablando de una atención a menores extranjeros, que si llegan a nuestra ciudad es precisamente por nuestra situación de frontera sur de Europa.