Lo que iba a ser un año sabático se convirtió en el principio de una nueva vida. Desde hace unos meses Beto y Thais, una pareja de brasileños, vive en un velero con su hijo Domenico y su perro Google en el Puerto Noray, de Melilla.
Todo comenzó en 2017 cuando el matrimonio decidió tomarse un tiempo en sus trabajos y empezar, sin ellos saberlo, la que sería la aventura de sus vidas. Un año sabático que se alargó en el tiempo hasta hoy.
Ella se dedicada al mundo de la moda y él era director de marketing en una empresa hasta que compraron una pequeño barco en Montenegro y comenzaron una travesía alrededor del mundo. Primero fue Brasil, su país de origen, y después, en 2018, llegaron a Europa.
Croacia, Grecia, Turquía, Italia o Francia se han convertido en su hogar por un tiempo antes de llegar a España. Entraron desde Francia visitando ciudades como Barcelona o Valencia hasta amarrar en la que según ellos es una de las mejores ciudades en las que han estado, Melilla.
Vinieron por las facilidades de la Ciudad Autónoma, buen clima, buenos servicios y precios muchos más bajos que en otros puertos del mundo, pero se quedaron por sus playas y su gente. Fue el bajo precio de las tasas del puerto el que los atrajo a descubrir la ciudad. Habían estado buscando en internet lugares en los que poder dejar atracado el barco mientras viajaban a Brasil a ver a la familia y vieron en Melilla la mejor opción. El amarre en el puerto melillense puede salir un 50% más barato que en la península. Alrededor de unos 1.000€ por seis meses en comparación con los 2.400€ del puerto de Valencia o 2.235€ de Almería.
La pareja comenzó tomando clases durante solo una semana para aprender a manejar el barco, pero como de verdad aprendieron fue practicando los fines de semana y aprendiendo de otras personas en los viajes. Un año les llevó tomar las riendas del timón.
Su canal de YouTube Sailing Around the World acumula ya más de 75.000 suscriptores. Surgió por la necesidad de Beto de seguir trabajando y se ha convertido en su nueva profesión. En el canal muestran sus viajes, cómo afrontan los problemas que van surgiendo y cómo lo solucionan, su día a día en general y la forma de vida en el barco.
Ambos comenzaron grabando con un iPhone y un dron y han ido modernizando los equipos. Gracias al lanzamiento de una campaña de crowdfunding sus seguidores pueden hacer donaciones que les permiten seguir navegando. Tiempo después encontraron otras formas de negocio que fueron surgiendo. La pareja se dedica también a alquilar barcos a brasileños que quieren descubrir Europa.
Para Thais y Beto vivir en un velero les aporta muchas más ventajas que inconvenientes. Que su viaje sea su profesión les permite pasar mucho tiempo juntos en familia y vivir experiencias únicas. Aunque no todo es bonito, hay que aprender a adelantarse a los problemas que puedan surgir. El viento, las averías y el temporal en general. Por eso cada día lo primero que hacen es ver las condiciones climáticas para prepararse y lidiar con ellas.
Desde que llegaron en octubre del año pasado a Melilla se han adaptado muy bien a la ciudad. Thais ha aprendido español en apenas seis meses y su hijo, que tan solo tiene dos años, está escolarizado en una escuela infantil de la ciudad. Sus padres esperan que aprenda el idioma.
La relación que tiene la familia con nuestro país viene de mucho más atrás. El abuelo de Thais, Alfonso, era de procedencia española. Había nacido en Gerona y estaba casado con una brasileña. Al estallar la Guerra Civil Alfonso y mujer emigraron a Brasil donde formaron su familia. De ahí que tanto Thais como su hijo tengan doble nacionalidad brasileña y española.
Cuando Thais se quedó embarazada en Italia decidieron volver a Brasil para estar cerca de su madre y en un entorno más familiar en el que poder entender mejor a los profesionales sanitarios. De Italia se llevaron un buen recuerdo, el nombre de su hijo Domenico.
Apenas tres meses después de su nacimiento embarcaron de nuevo en la que sería el único hogar que conoce. Por ahora sus padres quieren que aproveche este tiempo en el que no tiene obligaciones escolares, que viaje, conozca el mundo y las diferentes culturas, porque saben que pronto van a tener que permanecer mucho más tiempo en un lugar fijo.
Esta pareja de brasileños no tiene, por ahora, ninguna intención de volver a su país. Viven el día a día y planifican las rutas como les van surgiendo. Normalmente no están más de una semana en el mismo lugar en verano o tres meses en invierno. Por ahora van a seguir en España, país en el que les gustaría fijar su residencia en un futuro. Por el idioma, por la cultura y por las cosas que tenemos en común.
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