La Fiscalía de Melilla pidió ayer tres años de prisión para un acusado de maltrato en el ámbito de la violencia doméstica y de un delito de amenazas. Según recogía en su escrito, el hombre propinó varias palizas a su mujer y agredió a su hijo menor de edad cuando se interpuso para evitar que su madre continuase siendo golpeada. Por estos hechos, además de solicitar penas de cárcel, la fiscal reclamó una orden de alejamiento por un plazo de seis años hacia la mujer, y otra prohibición de aproximación al menor por un periodo de tres años. En el juicio, celebrado ayer en el Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla, una maestra del menor relató que tanto el niño como la madre le contaron episodios de maltrato, amenazas y abusos sexuales.
Según declaró esta testigo, el 15 de enero de 2015, después de que el menor faltase varios días a clase, la madre contó a la profesora que el pequeño tenía una herida en la cabeza porque su padre le había golpeado con el mando de la televisión. La profesora preguntó a su alumno por este hecho y él se lo confirmó, por lo que ella activó el protocolo contemplado para posibles casos de violencia doméstica.
Ese mismo día, cuando la madre fue a recoger al niño al colegio a mediodía, contó muy afectada a la profesora que su marido la forzaba a mantener relaciones sexuales con él, además de amenazarla y golpearla. Así lo relató ayer la maestra en la vista. Según ella, la víctima le relató que el acusado solía decirle que la iba a “hacer chuletitas”. A los días, el hermano pequeño de su alumno, muy asustado, contó a esta profesora que fue testigo de cómo su padre agredió sexualmente a su madre.
La maestra aseguró en la vista que, antes de que los hijos del acusado y la víctima le contaran estos hechos, ella nunca había sospechado nada, ni percibió ningún signo de posible violencia en el ámbito doméstico. La testigo sostuvo que la madre de los niños le pidió ayuda porque tenía miedo y no quería regresar a su casa.
En el juicio también declaró la pediatra del menor supuestamente agredido. Según contó, la madre llevó a su hijo al médico y él no dejaba de llorar. Luego, el niño le explicó que su padre le había golpeado con el mando de la tele en la cabeza. La doctora afirmó que hasta entonces nunca había percibido signos de un posible maltrato en el ámbito doméstico.
Por otro lado, ayer testificó la trabajadora social que elaboró un informe, con fecha del 20 de abril de 2015, sobre el entorno de violencia en el que vivía el menor. Según detalló la testigo, llegó a la conclusión de que el niño estaba expuesto a una situación de riesgo, motivo por el que se dio protección a él, a su hermano pequeño y a su madre.
La especialista contó que el menor tenía un carácter introvertido, pero que ha mejorado en su relación con los demás desde que se marchó de la casa en la que vivía con su padre. La testigo afirmó que el niño le reconoció que estuvo mucho tiempo soportando el maltrato de su progenitor hacia su madre.
El encausado negó todos los hechos que se le imputaban. Según sostuvo en la vista, ni agredió ni amenazó a su mujer, ni tampoco golpeó a su hijo menor de edad.
La mujer decidió acogerse a su derecho a no declarar en contra de su marido. Es el artículo 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal el que contempla la dispensa a declarar de las víctimas o los testigos cuando la persona procesada es pareja o familiar.
Para la fiscal del caso, los hechos quedaron debidamente acreditados, por lo que solicitó que el encausado fuese condenado en los términos manifestados en su escrito de calificación: a tres años de prisión, además del alejamiento a su mujer y su hijo por un plazo de seis y tres años, respectivamente.
La defensa, en cambio, alegó que no se practicaron pruebas con peso suficiente para condenar a su cliente. Sostuvo que todas las declaraciones que iban en contra del encausado eran de testigos de referencia, que no presenciaron los hechos, e insistió en que el procesado negó haber cometido los delitos que se le imputaban. Por estos motivos, pidió su libre absolución.
En su derecho a la última palabra, el acusado aseguró que nunca abusó sexualmente de su mujer estando sus hijos presentes. “Yo nunca haría esas cosas delante de los niños”, manifestó el hombre.
El caso quedó visto por la magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla, que tendrá que dictar una sentencia.
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