Una lotera en busca de suerte

  • Aicha recorre todos los días las calles del centro para repartir fortuna entre los melillenses y ganar 150 euros semanales. Lleva 29 años en la ciudad: “Necesito arreglar mi documentación”

Pocas personas de nuestra ciudad no conocen a Aicha, la lotera que cada día pasa horas recorriendo las calles del centro para repartir suerte entre los melillenses. Se la reconoce nada más aparecer: por su caminar, su gorra bajo la que asoman rizos a media melena, la riñonera negra en la que siempre guarda un arsenal de cosas, y los fajos de cupones de la Lotería Nacional que porta en la mano.

“En mi DNI pone que soy de Nador, pero yo siento que Melilla es mi verdadera tierra”, dice Aicha. Según cuenta, a los quince años cruzó la frontera con el deseo de establecerse en nuestra ciudad. Desde entonces han pasado 29 años. Cuando llegó, ni si quiera sabía hablar el idioma. Lo único que tenía era la convicción de que no quería quedarse en Marruecos, donde tenía algunos problemas familiares. “Aproveché que mi hermano estaba aquí para empezar a buscarme la vida: primero como limpiadora y, más tarde, como lotera”, explica.

150 euros a la semana

Lo que más aprecia de su trabajo como revendedora de Lotería Nacional es el contacto con la gente. “Yo me siento muy querida en Melilla, todo el mundo me conoce y me trata muy bien”, sostiene. Lo peor, sin duda para Aicha, es que el cuerpo ya no aguanta como antes. Son muchas las horas que pasa caminando de un lado a otro para vender cupones, con más o menos éxito, según como se de el día. “Salgo a las ocho de la mañana, paro un poco antes del mediodía, luego vuelvo a salir a la calle a las cuatro y sigo hasta las diez de la noche”, cuenta la lotera.

“Cuando llego a la casa no me puedo ni acostar de lo que me duele el cuerpo”, comparte Aicha. Sus pies son los que más sufren para poderse sacar unos 150 euros a la semana. Aicha compra los cupones por tres euros y los vende por cuatro. Gana lo justo para pagar una habitación en Cabrerizas y asegurarse un plato de comida sobre la mesa.

Tres décadas sin papeles

La lotera afirma que solo le hace falta una cosa para estar mejor: la nacionalidad española. “Cuando era joven tenía miedo de que no me dieran los papeles porque no hablaba español como ahora y ni si quiera lo intenté”, comparte arrepentida.

Ahora, a sus 44 años, teme lo que pueda ocurrir en el futuro, sin tener ahorros, cuando su cuerpo ya no aguante las largas caminatas por la ciudad para ganarse la vida. “He repartido mucha suerte en Melilla”, asegura Aicha. Lo dice con la esperanza de que la ciudad le conceda pronto la documentación y le devuelva así parte de esta fortuna.

Aicha lamenta que sea ahora cuando se da cuenta de la importancia de tener la documentación en regla: “La verdad es que no sé por dónde empezar, pero necesito arreglar los papeles, poder tener un contrato, días de descanso, de vacaciones, poder tener acceso a la Seguridad Social o una ayuda el día de mañana”.

Según relata la lotera, ni si quiera puede permitirse caer enferma en esta ciudad. Eso supondría pasar horas de espera Urgencias al no tener acceso a la atención sanitaria primaria. “Si te pones mala y estás sin papeles te puedes morir, que no le va a importar a nadie”, asegura Aicha.

“Insha'Allah consiga mis papeles antes de 2018”, repite la lotera continuamente. Según apunta, aunque le encanta el contacto con la gente, preferiría tener un trabajo en el que tenga un horario, un contrato y con el que pueda cotizar de cara al futuro.

Este verano no ha sido bueno del todo para la revendedora de cupones de la Lotería Nacional. Aicha tiene claro que Melilla es su hogar, pero confiesa que está cansada de este estilo de vida y de la incertidumbre por el mañana. Por lo pronto, Aicha continuará recorriendo las calles para repartir suerte entre los melillenses y, de paso, seguir buscando la suya propia.

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