Editorial

Una llamada a la tranquilidad

TANTO la carrera de la Africana como la Copa de Europa de Triatlón se han aplazado como medida para contener el coronavirus.

A instancias del Ministerio de Sanidad, la Ciudad Autónoma y los organizadores del evento anunciaron ayer que se posponían ambas citas deportivas por motivos sanitarios. Queda ahora por ver si se realizarán a lo largo de este año o quedarán suspendidas definitivamente.

Ante la expansión del virus por el territorio nacional, aún a pesar de que hasta el momento no se ha registrado ningún caso en nuestra ciudad.las autoridades sanitarias han tomado una decisión que, aunque puede ser dura para la economía de la ciudad, es necesaria para evitar males mayores.

Ahora, es momento de seguir con la rutina habitual y evitar los alarmismos respecto al coronavirus. Hay que confiar en las autoridades sanitarias, confiar en las fuentes oficiales, confiar en quienes están obligados a comunicar tanto los casos de coronavirus que puedan producirse como las medidas de prevención que todos debemos adoptar sin caer en el alarmismo.

Nadie está jugando a engañar a la población, nadie va a ocultar datos, ni nadie está tramando estrategias ocultas para ponernos en riesgo ni en Melilla ni en ningún otro lugar del país.

Si toda la sociedad nos ponemos de acuerdo y ponemos nuestro grano de arena para evitar una psicosis colectiva, todos ganaremos. Debe ser así. En las últimas semanas hay quienes se han encargado de difundir bulos en redes sociales, haciendo envíos masivos de audios de whatsapp o aportando informaciones falsas pero insistiendo en que son reales porque supuestamente lo han visto, hasta el punto de creerse sus propias mentiras. De todo esto hay que huir y hay que hacerlo con responsabilidad.

Llegará el momento en que se producirá un caso de coronavirus en Melilla, cuando esto ocurra se dará la información oficial por parte de la Ciudad y ante ello los melillenses debemos estar preparados, cumpliendo las normas que dictan las autoridades sanitarias sin caer en alarmismos, sin llevar las situaciones al extremo, sin protagonizar episodios esperpénticos.

El alarmismo extendido es la peor de las recetas y contra él se debe luchar: primero con responsabilidad y, segundo, combatiéndolo a base de verdades, evitándolo desde todos los sectores y profesiones.

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