La jornada de ayer estuvo de nuevo marcada por los clásicos, y no sólo en el ámbito de lo deportivo, que parece que sigue siendo la única actividad que hace moverse a miles de personas, sino también en lo político y en lo social, al menos en el caso de Melilla. En el Nou Camp se enfrentaban los dos máximos rivales y aspirantes al título de liga. Una cita que dejaba de nuevo las calles vacías y a prácticamente todo el mundo pegado al televisor para comprobar si el Barça sentenciaba ya a su favor el título o si el Madrid era capaz de reducir distancias. Al final, ni una cosa ni otra, empate a dos tantos, de Messi y Ronaldo, y todo sigue igual; bueno, todo, menos que el Atlético se coloca de coolíder y le saca a su máximo rival también ocho puntos.
Pero en Melilla se producían también otros ‘clásicos’, como la escasa respuesta a la convocatoria de la Cumbre Social, que reunía a apenas unas 150 personas para protestar contra los recortes del Gobierno.
Y en la frontera, un nuevo intento de asalto a la valla, también masivo, como en las últimas ocasiones –de unas 200 personas–, después de una tregua de casi dos semanas sin que se registrara ningún incidente. Volvió a producirse por el Barrio Chino –una de las zonas más utilizadas para intentar llegar a Melilla–, pero que al igual que en anteriores ocasiones, fue repelida por los agentes de seguridad del país vecino, que con su rápida actuación impidieron el paso de los subsaharianos.