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Una escuela para descubrir el flamenco desde la prácticaEl taller de flamenco echa a rodar para llenar de música las fiestas melillenses por tercer año consecutivo

El taller de flamenco echa a rodar para llenar de música las fiestas melillenses por tercer año consecutivo.

La Escuela de Flamenco de Melilla pone en marcha, por tercer año consecutivo, sus cursos de guitarra, cajón y canto, que tienen como objetivo primordial promover este arte inmaterial, reconocido incluso por la UNESCO. La filosofía de estas clases es centrarse en la práctica para que los alumnos sientan lo antes posible que progresan en la materia y quieran seguir adelante aprendiendo sobre este género musical. Otro de los alicientes de los cursos es la colaboración de las peñas flamencas de la ciudad autónoma, cuyos profesionales sirven como referencia a los alumnos, con los que terminan actuando en las fiestas de la localidad, como la Feria o Navidad.
El ambiente que se respira en una clase de nivel medio es de verdadera afición, incluso pasión, por el flamenco. Manuel Jesús, Victoria, Manolo, Jesús y Jorge están sentados en círculo y siguen atentamente las instrucciones de José Heredia, profesor de guitarra de los cursos, que les indica cómo rasguear, puntear y hacer los acompañamientos. Están aprendiendo a tocar tangos, uno de los palos del género musical.

Encantados con las clases
Si hay algo en lo que coinciden todos los alumnos del nivel intermedio de guitarra es en que están encantados con las clases. Victoria, la única chica del grupo, comenta a El Faro que antes de empezar con el curso hace dos años “no sabía nada” de guitarra, aunque siempre había querido aprender a tocarla y un anuncio en el portal de su casa la animó a preguntar. Además, aunque cuando se animó los cursos ya habían comenzado, se enganchó rápido. Asegura que los que más le gusta es haber tenido la posibilidad de alcanzar un nivel como para haber llegado a actuar.
Manolo lleva apuntado a las clases desde la primera edición. Tres años después dice estar sorprendido por haber descubierto el flamenco, ya que se ha dado cuenta de que no conocía realmente el género. Asegura que sabía algún acorde, pero comparado con todo lo que ha aprendido, era “un poquito de nada”. Este alumno cuenta también que le gustan especialmente los fandangos, palo que aprendió a tocar durante los cursos.
Una historia parecida relata Jesús, que empezó a interesarse por tocar la guitarra en el cuartel donde está en Melilla. Se apuntó a estos cursos y está muy contento, porque antes de empezar “sabía pocos acordes y no tenía técnica con las uñas”. Ahora ha mejorado mucho tocando palos como el tango, la sevillana o la soleá.
Jorge, por otro lado, tiene una historia de desencanto y reconciliación con el flamenco. Este alumno cuenta que venía de Granada, donde asistía a unas clases, por lo que ya sabía algo de guitarra. Sin embargo, no le gustaban los cursos en la ciudad andaluza, porque “no sacaban a los alumnos a la calle”. Cuando llegó a Melilla le dio una “segunda oportunidad” y se puso en contacto con la escuela de la ciudad. Ahora explica que está contento de haber retomado el aprendizaje.

Masterclass
Los alumnos de nivel intermedio a los que José Heredia da clases dos veces en semana ya llevan todos más de un año apuntados a estos cursos. Además de las actuaciones y la soltura que han cogido a lo largo de este tiempo, los alumnos aprecian mucho haber conocido el flamenco más allá del aprendizaje práctico. De hecho todos encuentran fascinante este arte y tienen un buen sabor de boca de una masterclass que les dieron el curso pasado y en la que les explicaron los orígenes del género y las influencias y evoluciones que ha experimentado.
Jesús cuenta que uno de los aspectos que más le han gustado del curso es “aprender las bases del flamenco”. Por otra parte, Jorge comenta que ha descubierto que el flamenco es apasionante y muy complejo, y que se trata de “una mezcla de culturas”.

Un alumno que lo intentó en el premio de cantautores

Entre los alumnos de la clase de nivel intermedio hay un conocido en el Premio de Cantautores que se celebra en la ciudad autónoma cada mes de diciembre. Se trata de Manuel Jesús, un joven de Vélez -Málaga que está encantado de vivir en Melilla. Artísticamente se hace llamar ‘Flamenkolé’ y ha participado en los últimos dos certámenes con su guitarra española.
Sin embargo, este año ha decidido perfeccionar sus habilidades con las clases de flamenco. Las dos últimas canciones que presentó fueron ‘Melilla tiene fortuna’ y ‘Café y olé’. Este alumno asegura que quiere perfeccionarlas gracias a los cursos, puesto que el tema dedicado a la ciudad autónoma tiene un valor especial para él y la que está dedicada al café es tan particular que mucha gente la recuerda.

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