Diez inmigrantes consiguieron entrar anoche en Melilla en una embarcación que, al cierre de esta edición, no había sido localizada.
No es la primera vez que hace escala en la ciudad, para luego desaparecer, una patera fantasma cargada de subsaharianos.
El método, tampoco muy manido por estos lares, es muy utilizado por las motos náuticas que llevan inmigrantes a Ceuta, los dejan en tierra firme y regresan a Marruecos para continuar con el negocio del tráfico de personas.
Justo ayer este diario recogía declaraciones de Salvamento Marítimo de Almería en torno a la salida “de golpe” de las pateras en cuanto mejora el tiempo.
Las temperaturas subieron en la jornada de ayer, la mar estaba en calma y los inmigrantes entraron en Melilla por la zona del puerto, según el testimonio de José Palazón, de la ONG Prodein, que los vio desorientados por los alrededores de La Pérgola.
Desde el pasado 2 de junio no entraba una patera en Melilla. La cooperación marroquí es fundamental. Por eso ha bajado la presión migratoria sobre nuestras playas. Sin embargo, la salida de embarcaciones cargadas de inmigrantes desde la provincia de Nador es continua. El domingo, sin ir más lejos, una barca con 28 inmigrantes partió de la Mar Chica sobre las dos de la tarde y antes de las nueve de la noche ya había sido rescatada y trasladada al puerto de Almería.
En los últimos días da la impresión de que está flojeando la vigilancia marroquí porque por mucho que nos digan que Marruecos colabora, es difícil entender cómo un grupo de 150 inmigrantes asaltó la valla el pasado 20 de agosto por la zona de la depuradora sin que se percataran las Fuerzas Auxiliares del país vecino.
En los mentideros políticos de Nador se comentaba ya hace unos días el inicio de una especie de ‘boicot’ al comercio atípico en respuesta a la prohibición de entrada en Melilla de borregos marroquíes. No hay que olvidar que la vecina provincia es la gran perjudicada (económicamente hablando) del veto sanitario decretado en España tras el brote de fiebre aftosa en Marruecos. Del otro lado de la frontera se calculan pérdidas económicas de cerca de un millón y medio de euros.
Si nos ponemos a hilar fino quizás encontraríamos en la polémica del borrego la respuesta a las dos entradas de inmigrantes registradas en la ciudad en menos de diez días.
En cualquier caso, en el Gurugú, como publicó este periódico atendiendo a fuentes de Nador, quedaban a primeros de este mes una bolsa de entre 1.500 y 1.800 inmigrantes acampados en el monte.
En ese momento explicaron a El Faro que la mayoría de esos subsaharianos estaba a la espera de subir a una patera con destino a la península.
La Delegación del Gobierno ha movilizado a 700 policías y 145 guardias civiles en el dispositivo especial con motivos de la celebración de la Feria.
Los traficantes de seres humanos lo saben y por eso aprovechan que las fuerzas están concentradas en otro punto para jugar al despiste.