El pasado sábado se celebró el Día Internacional de Lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas.
La heroína es una droga con gran capacidad adictiva. Una de cada cuatro personas que ha probado esta droga alguna vez en su vida ha desarrollado una adicción. Así lo subrayó la delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Carmen Moya, durante la presentación en rueda de prensa del ‘Informe sobre Heroína’, elaborado por la Comisión Clínica de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas.
“Los jóvenes desconocen los estragos que el consumo de heroína provocó en nuestro país en los años 80. De ahí la importancia de recordar la peligrosidad de esta droga, cuyo uso en España originó la creación del Plan Nacional sobre Drogas hace 25 años”, aseguró Moya.
En el informe se recogen los últimos estudios científicos internacionales sobre los efectos de la heroína en la salud, los mecanismos por los que provoca adicción, los tratamientos que existen, así como aspectos sociales y legales relacionados con el consumo de esta droga.
El pasado sábado se celebró el Día Internacional de Lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de Drogas, bajo el patrocinio de ONUDD (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito), bajo el lema ‘Piensa en salud, no en drogas’.
En el informe se especifica que la heroína es el opiáceo de uso más frecuente en el mundo y una de las drogas más adictivas que existen, con independencia de la vía de administración. Se trata de un compuesto semisintético que se obtiene de la morfina, una sustancia producida de forma natural y extraída de la adormidera. Se presenta en forma de polvo cristalino blanco o café, inodoro y muy fino.
Cambio de administración
En la última década ha cambiado de forma radical la vía de administración de esta sustancia. La vía oral (fumada) e intrapulmonar (inhalada) ha sustituido a la vía inyectada, que se utilizaba en los años 80 y 90. Este cambio ha permitido mejorar el control de los daños asociados al consumo de heroína inyectada ( VIH/Sida y otras enfermedades infecciosas).
La heroína produce adicción, tolerancia y dependencia física intensas, y síndrome de abstinencia cuando se interrumpe su consumo regular. Sus efectos, al igual que los del resto de los opiáceos son euforia transitoria, sedación y analgesia, que son dependientes de la dosis. Su uso puede producir náuseas, vómitos estreñimiento, retención urinaria, insomnio, irritabilidad, hipertensión, depresión respiratoria e incluso la muerte.
Esta sustancia altera los circuitos cerebrales de la recompensa, que son el sustrato neurobiológico común a todas las adicciones. Los cambios estructurales y funcionales que produce en el cerebro suelen persistir en el tiempo, facilitando las recaídas, incluso mucho tiempo después de haber dejado de consumir la droga.