Categorías: Editorial

Una avería, en el peor día posible

PUEDE ocurrir cualquier día, pero pasó ayer, la víspera de la vuelta al trabajo para la mayoría de los españoles. El barco rápido Milenium Dos, que tenía que haber salido a las tres y media de la tarde de Melilla hacia Málaga, se quedó en puerto por una avería.
La rotura, al parecer de agua, dejó tirados durante más de ocho horas a alrededor de 1.100 pasajeros (850 en Melilla y otros 250, en Málaga).
A las ocho de la noche de ayer el parking de la Estación Marítima estaba a reventar de coches que no pudieron embarcar hacia la península por la tarde para hacer el camino de regreso a casa, tras las vacaciones de verano.
Había pasajeros marroquíes que llevaban en pie, según confirmaron a El Faro, desde las cuatro de la madrugada para evitar que las habituales colas de la frontera les hicieran perder un barco que no salió en su horario.
El problema se solucionó en cuestión de horas, pero para ello fue necesario que un buque, el catamarán Alborán, se desplazara desde Algeciras hasta la ciudad para no dejar a Melilla sin barco rápido en el último día de agosto.
Desde la naviera han asegurado a este periódico que el buque rápido que no pudo salir ayer a las 15:30 horas, había hecho dos viajes de ida y vuelta a Almería por la mañana. La pregunta es obvia: ¿Estaban seguros los pasajeros que hicieron esos trayectos?
Esperemos que sí. Eso sí, todo apunta a que la rotura de agua del Milenium Dos se debió al temporal que ha azotado el Mar de Alborán en los últimos días.
Un transporte marítimo rápido, puntual y de calidad con la península sigue siendo la gran aspiración de los melillenses que vemos cómo, a las primeras de cambio, nos quedamos incomunicados con España.
Falta apenas un mes para que salga a concurso el nuevo contrato marítimo, que exigirá a la naviera adjudicataria el uso de barcos con menos años y más veloces. También, como publicó este periódico, se ha incluido entre las cláusulas la exigencia de que se hagan descuentos no sólo a los pasajeros que sufren alguna discapacidad, sino también a los que usan coches adaptados.
El nuevo pliego de condiciones pinta bien, pero no vamos a lanzar las campanas al vuelo. Aunque al menos tres compañías han asegurado que pujarán por hacerse con el trasnporte marítimo entre Melilla y la península, falta ver si de verdad concurren y si no nos pasa como a Ceuta, que se quedó sin adjudicar el servicio porque el concurso quedó desierto.
Son situaciones distintas, pero sobre la mesa está el mismo problema: Melilla necesita desprenderse de las dificultades de transporte con la península que acentúan la sensación de insularidad de nuestra ciudad.
Esperemos que la rotura del buque rápido de Acciona Trasmediterránea, en un día tan importante como el de ayer, no vuelva a producirse.

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