Un viaje en bicicleta a las ruinas de las minas del antiguo Protectorado

El complejo de Uixan ofrece unas increíbles vistas del antiguo esplendor del   que gozó  la zona, precedida de las ruinas de los impresionantes hornos mineros.

Como en ocasiones anteriores, traemos hoy una nueva ruta para descubrir los mejores parajes de Marruecos a golpe de pedal. Proponemos una ruta accesible y de baja intensidad, aunque se aleja de lo que algunos podrían denominar un ‘paseo’, ya que tiene algunos tramos de mayor dureza. No obstante, el esfuerzo merece la pena en vista del interés cultural e histórico de la zona, ya que hoy visitaremos las antiguas minas del Protectorado español.

Una vez más, comenzaremos nuestro viaje cruzando la frontera de Beni Enzar, dirigiéndonos al paseo marítimo de Nador, del cual recorreremos unos cinco kilómetros, hasta llegar a la carretera de Tahuima. Al encontrarnos con la primera rotonda, debemos tomar el camino de Seluan, para cien metros después avistar el antiguo aeródromo, que a día de hoy es una clínica sanitaria.

Al poco tiempo, la carretera que transitamos se convierte en pista, y el ambiente agrícola comienza a predominar en el paisaje, siendo un auténtico gusto para la vista y el olor del ciclista.

Pasado este tramo, deberemos echar pies a tierra para pasar por la vías del tren y la autopista en sentido trasversal, debiendo tener mucho cuidado en todo momento.

Para comprobar que hemos seguido el camino de manera correcta, tendremos dos indicativos fácilmente reconocibles en forma de edificios del antiguo protectorado, precedidos de un espeso campo de trigo. Si hemos llegado a este punto, estamos a la entrada de los montes de Afra.

Aquí nos espera una pequeña subida y una arriesgada bajada por lo pedregoso de la pista. Además, hay que estar atentos, porque es fácil despistarse en esta zona. Debemos bajar y girar a la izquierda en cuanto veamos las primeras viviendas de un pueblo del lugar. Avanzados unos metros, y al encontrar otra pista más ancha de nuevo a mano izquierda, hemos de girar en esta dirección.

El camino continua entre cultivos de secano, pequeñas poblaciones y arroyos de escaso caudal. Pero para saber si vamos en buen camino hay una señal muy clara; la vista de los hornos mineros.

Pasadas estas impresionantes ruinas, subiremos unos metros por una inclinada pista, para encontrarnos con el antiguo pueblo minero de Setolazar. Si deseamos orientarnos mejor o reponer agua, es el lugar idóneo.

Tendremos que localizar las ruinosas instalaciones industriales de Setolazar. Aunque muy deterioradas en la actualidad, se adivina por su gran tamaño un pasado floreciente y bastante productivo.

Continuamos nuestra ruta hacia el pueblo minero de Uixan, dejando atrás, Afra y Setolazar. El camino discurre sobre una pista que domina un escarpado barranco, atravesando la árida zona montañosa. 

La pista nos dejara al borde de un asombroso embalse. Un lago creado por la Compañía Española de Minas de Rif a más de 600 metros sobre el nivel del mar y en una de las zonas más áridas del lugar.

Abandonamos el embalse y subimos por uno de sus laterales. La pista comienza aquí a serpentear, por lo que no será raro tener que bajar en algún tramo. Una vez coronado este desnivel, ya podemos observar en el horizonte los primeros indicios de que nos acercamos al complejo del Uixan.

Admirado el paisaje y la villa de esplendoroso pasado, podemos iniciar el camino de vuelta, que se convertirá en una bajada continua hasta Seganga. Desde este punto, tan sólo tenemos que volver hacia Marruecos siguiendo la carretera y extremando las precauciones por el tráfico rodado.