Categorías: Sociedad

Un viaje a los tiempos del honor y la magia

Jorobados, juglares y músicos recorren las calles de El Pueblo acompañados por los aplausos de los melillenses l El mercado medieval recibe a miles de visitantes.

Hoy no es un día cualquiera. Llegan al pueblo los mercaderes y los artistas. Las calles se llenan del bullicio de la gente que desea comprar telas para hacerse una camisa y unos calzones, cajas para guardar las joyas de la familia y ungüentos para combatir el dolor de huesos. Las mujeres salen de sus casas con las cestas en la mano, quién sabe si encontrarán en el mercado una buena oferta. Un poco de suerte, podrán cenar chorizo y panceta si los carniceros les hacen un buen precio.
Los niños corretean de un lado a otro. Recorren los puestos de los artesanos curioseando los juguetes de madera. Con el dinero que tienen ahorrado podrán comprarse un arco con varias flechas. Aunque luego tendrán que convencer a sus madres de que ya son mayores para utilizar estas armas.   
Los hombres también aprovechan el día de mercado para hacer intercambios. Quizás consigan vender un par de pollos y con este dinero, comprar algún dulce para el postre.
Pero siempre hay gente que aprovecha para armar revuelos entre los tenderetes. Menos mal que también salen a dar un paseo los caballeros de la ciudad. Estos hombres fuertes son imprescindibles en los días de mercado para mantener el orden. Son tiempos en los que le honor se defiende con la vida. No hay miedo. Si alguien ofende a una mujer o intenta robar, estos caballeros desenvainan su espada y luchan contra el malvado.
Éste es un viaje a una era en la que no había móviles ni existían los vaqueros. Pisar Melilla La Vieja estos días es adentrarse en el mundo medieval. Es pasear por un lugar en el que la magia está presente en las mujeres que leen el futuro en las runas o en la palma de la mano. También hay elementos mágicos en las hiervas que prometen mejorar los dolores de barriga o fortalecer el pelo para que no se caiga.
El Pueblo acoge a decenas de mercaderes que ofrecen sus mejores productos a los melillenses. Como en la Edad Media, estos comerciantes gritan a los cuatro vientos las bondades de sus mercancías. Hay de todo. Desde cajas decoradas a juguetes de madera, amuletos para que no te echen un mal de ojo y velas para iluminar las casas.
El mercado medieval que un año más organiza la Ciudad atrae a miles de visitantes. Tanto por la mañana como por la tarde, los melillenses aprovechan esta oportunidad para conocer a los artistas que cada año animan con su música y sus juegos este evento. No falta el jorobado que asusta a los niños ni el flautista que no para de danzar mientras toca. Los equilibristas hacen verdaderos malabares para no chocar con la gente y los cocineros se afanan en mover las brasas para que a la hora de cenar la carne esté asada para los melillenses.
Aunque sin duda, uno de los grupos que más atracción genera es Acibreira. Estos músicos animan con sus melodías interpretadas con gaitas  y tambores. Hasta el más torpe del mercado se pone a dar  palmas a su paso.
Hoy finaliza esta edición del mercado medieval. Aún hay tiempo para ver cómo los artesanos hacen jarras de barro y cuerdas naturales, los mercaderes despachan kilos de embutidos y los juglares se burlan hasta de su sombra.

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