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Un verano tranquilo para los socorristas en las playas

 El servicio de salvamento ofreció en julio 220 asistencias, un número similar al mismo mes de 2013 l Las rocas de la zona de Galápagos pasan a ser un peligroso ‘trampolín’ para jóvenes.

Los melilleses sufren menos accidentes en las playas y eso hace que el número de atenciones de los socorristas sea menor este año. El verano transcurre tranquilo para los equipos de salvamento en comparación con los meses de julio y agosto del 2013, así lo asegura la coordinadora de estos servicios de las playas de la ciudad, Inmaculada Morales, que señala que incluso hay menos picaduras de medusa en las últimas semanas en comparación con el pasado año. También se ha reducido el número de heridas provocadas por los anzuelos de los pescadores, afirma Morales, y añade que estos aficionados a la pesca están cada vez más concienciados de que deben recoger todos sus aparatajes antes de dejar la playa.
El incidente más común que puede sufrir un bañista en Melilla es la picadura de una medusa. Morales asegura que hay una red por toda la costa desde San Lorenzo a la Hípica para evitar que estos animales entren hasta la zona de baño. Sin embargo, las medusas aprovechan los huecos de las áreas reservadas a las embarcaciones para ‘colarse’ y llegan hasta las orillas.
El consejero de Seguridad Ciudadana, Javier Calderón, aseguró ayer a El Faro que en julio se registraron 100 asistencias a los ciudadanos en el puesto de socorro por picaduras de medusa. Fueron el 5 y el 25 de julio los días en los que más intervenciones se realizaron, pues se registraron 14 atenciones sanitarias. Además, es en la playa de la Hípica donde se registran más casos de bañistas que sufren una picadura de este animal marino.
La coordinadora del servicio de salvamento y socorrismo de playas indica que a medida que aumente la temperatura del agua, habrá más medusas en las playas y por lo tanto, se incrementarán los casos de picaduras.

Las corrientes
La playa de los Cárabos es la más peligrosa por las corrientes, que pueden llegar a arrastrar al fondo a los bañistas. Pero Morales asegura que este año aún no han tenido que rescatar a ningún ciudadano que estuviera en apuros por culpa del oleaje o las mareas. Explica que en lo que va de verano no ha ondeado la bandera roja en las playas, a excepción de los días cercanos a la festividad de San Juan, cuando se registró el último temporal y los días que se prohibió el baño por riesgo de contaminación. Así, la coordinadora del servicio de salvamento y socorrismo destaca que está siendo un año tranquilo en cuanto a fuertes oleajes en comparación con el 2013.
Las púas de los erizos de mar, las picaduras de los peces araña  y otro tipo de cortes y heridas provocados por las piedras o cristales también son accidentes frecuentes en las playas de la ciudad. Calderón explicó que en julio se registraron 76 atenciones por heridas diversas, cinco por caídas o torceduras musculares, catorce por las púas de los erizos de mar, cinco por las picaduras de los peces araña, cuatro por picaduras de avispa y dos por quemaduras.

Saltar desde las rocas
Pero sin duda uno de los mayores peligros que hay para los bañistas es arriesgarse a subir a las rocas que rodean la costa y tirarse desde gran altura al mar. Esto es lo que ocurre a diario en la playa de los Galápagos. El consejero de Seguridad Ciudadana afirma que hay un vigilante en esta playa y que hay carteles prohibiendo a los ciudadanos este tipo de prácticas. Sin embargo, ni el socorrista ni los avisos de otros bañistas impiden que grupos de jóvenes, más de 30 en algunas ocasiones, se suban a las rocas y se lancen al mar usándolas como trampolín.
Parece un acto de valentía, pero puede tener sus consecuencias. Morales explica que hace dos semanas los equipos de salvamento tuvieron que entrar en una embarcación en la playa de los Galápagos para rescatar a un joven. Había saltado de las rocas y en la caída se fracturó el peroné. No podía moverse. Como las ambulancias no pueden entrar hasta el interior de la zona de baño, los socorristas pidieron una lacha que recogió a este chico de 18 años. La coordinadora del servicio de salvamento asegura que por mucho que intentaron inmovilizarle la zona, el joven se retorcía de dolor por los movimientos de la embarcación. Aún así tuvo suerte de sólo perder el verano y no la vida en este accidente.
Otras atenciones que realizan los socorristas en las playas tienen que ver con los golpes de calor. Morales afirma que no basta con refrescante con un baño, sino que hay que beber mucha agua para evitar los desmayos. El consejero de Seguridad Ciudadana indicó que en julio se atendieron a dos personas por mareos y a otras tres por un corte de digestión, en estos últimos casos, fue necesario que el 061 trasladara a estos ciudadanos al Hospital Comarcal.

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