En el Museo Egipcio de Melilla se puede conocer, a través de sus piezas, parte de la historia de Egipto. Algunas de las piezas expuestas tienen más de 6000 años de antigüedad. El director de la Fundación Gaselec, Gustavo Cabanillas ha explicado a El Faro todos los secretos de este museo durante una visita y ha animado a los melillenses a visitarla exposición porque no sabe cuánto tiempo va a estar abierta.
El Museo Egipcio de Melilla abrió sus puertas hace no mucho, tan solo un año y medio. La idea se empezó a gestar hace 20 años pero la falta de técnica y museología, comenta Cabanillas, impidió su creación. Durante esos 20 años, montaron cerca de 40 exposiciones de diferentes temáticas históricas, civiles y militares, dedicadas a los niños. Hace 5 años se decidió dejar de hacer exposiciones temporales, y perseguir el motivo por el que se creó la fundación, tener el segundo museo egipcio de España. Hace dos años, cuenta el director, se empezó a trabajar intensamente para abrir el museo, que lleva abierto un año y medio aproximadamente. En este tiempo han pasado unas 3.500 personas.
Este museo, para su dueño, es el más importante de Melilla. Tiene piezas con miles de años de antigüedad, algunas con 6000 años. En la actualidad, se siguen comprando piezas para exponer, por lo que dentro de unos meses llegará una nueva colección de A Coruña.
El museo tiene tres planchas, todas ellas tienen columnas que terminan con figuras de egipcios. Los techos del museo, evocan a la Diosa Nut, diosa del cielo, con una apariencia azul oscura y estrellas amarillas. También cuenta con una sala de proyecciones, en la que hay representada el asalto a una tumba, un photocall en el que te puedes hacer una foto como si estuvieras en Egipto y una puerta como la que habría en las pirámides, que accede a la sala de restauración.
En nuestro país, solo hay dos museos egipcios dedicados únicamente a este arte, el de Melilla y el de Barcelona, ya que el Museo Arqueológico Nacional de Madrid también tiene otro tipo de exposiciones. El de la ciudad autónoma, representa todo el arte egipcio, con piezas del año 4000 antes de Cristo, grecoromanas o de la época de Alejandro Magno.
Todas las exposiciones del museo, dice su director, son bonitas como por ejemplo una vasija con 6000 años de antigüedad, pero la más espectacular, es el conjunto funerario de Querta, un alto funcionario de la dinastía 25 que se enterró con su ajuar funerario.
Hay exposiciones de cosas pequeñas que pasan desapercibidas y otras muy grandes como el sarcófago. Una de las más llamativas, y sin la que no podría ser un museo egipcio cuenta Cabanillas, es una momia. Esta momia es una señora de unos 30 años de edad que desapareció, y a la que llaman en el museo Nefer. A la momia se le han hecho varios escáneres, con el fin de conocer a la persona que está dentro. De ella se sabe que es una mujer de 30 años, de mediana o avanzada edad, ya que la vida media en el antiguo Egipto era de unos 35-40 años. También que es una momificación de clase media baja, las rodillas estaban cruzadas y parte del esqueleto está separado, por lo que se cree que era una señora de clase baja.
Desde el año 1971, ha explicado Cabanillas, no puede salir nada de Egipto por un convenio entre la UNESCO y el Gobierno egipcio, pero desde 1600 hasta que se firmó este convenio, muchas piezas sí que salieron del país y hoy en día forman parte de museos y de colecciones privadas. Algunos de estos museos, tienen hasta piezas repetidas que suelen vender, y colecciones privadas que también salen a la venta por la muerte de su dueño o porque se deshace la exposición.
En la década de los 60, cuando se hacía una misión arqueológica en Egipto, todas las piezas que encontraban se dividían en dos lotes. Uno de estos lotes se los quedaba el Gobierno del país y el otro lote se lo llevaban los arqueólogos.
En este museo, salvo algunos objetos expuestos que vienen del extranjero, la mayoría provienen de Madrid o Barcelona.
Para comprar piezas hay que fijarse en dos cosas. La primera es que sean auténticas y la otra que vengan de un mercado blanco. Deben incluir un certificado de procedencia y hacer una trazabilidad de la pieza para saber dónde ha estado expuesto, en qué colección o de dónde viene.
El difícil de mantener el museo, puesto que tiene que estar a una temperatura determinada, es más, todas las vitrinas tienen un termómetro. El tiempo de Melilla, dice Gustavo Cabanillas, en muy malo para la conservación de las piezas. La humedad corroe la madera, los tejidos y la policromía, y en Melilla un día de levante puede haber un 90% de humedad. En las instalaciones tiene que haber un deshumidificador las 24 horas del día, que saca cientos de litros al cabo del día. La iluminación no tiene que ser muy fuerte porque estropea la policromía, y una limpieza total y absoluta para que no caiga nada de polvo. En algunos museos, hay gases dentro de las vitrinas para conservar los objetos.
Su principal público para los niños, porque como dice Cabanillas, en la actualidad son los niños los que llevan a sus padres a ver museos, al contrario que antes.
Se suelen hacer excursiones de colegios, aunque el covid frenó las visitas escolares. También se organizan talleres para los más pequeños en lo que incluso aprenden como hacer momias. Esos talleres tienen tanto éxito, que los tienen que repetir en varias semanas.
Para el museo los niños son principales, está preparado para una mentalidad infantil. Toda la cartelería tiene una lectura muy fácil con la que pretenden que los niños de mediana edad puedan empezar a apreciar este arte.
En las paredes se muestran carteles con información sobre la joyería, la alimentación, la medicina, las momificaciones, los dioses, los periodos de Egipto, cómo cultivaban y toda la cultura egipcia general.
En los próximos meses, se va a retomar la actividad de la noche en el museo. Los niños vienen con sacos y se quedan a dormir, ven una película y piden comida al museo. Esta es una actividad, comenta el director, que le gusta mucho a los niños y con la que viven una noche diferente.
De lunes a sábado se hacen dos visitas guiadas, una a las 10:00 de la mañana y otra a las 12:00 del medio día. Las entradas se pueden sacar desde la página web de la Fundación Gaselec o a través del teléfono 952671902. Por estos medios se puede pedir cita para grupos de mínimo 10 personas.
La visita guiada dura 45 minutos más otros 45 minutos de visita libre. El precio es de 6 euros para los adultos y gratis para los niños menores de 11 años. Se pueden hacer fotos sin flash y videos.
El director de la fundación, anima a todo el que quiera visitar este museo, único en Melilla porque no sabe durante cuanto tiempo va a estar abierto.
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