Prácticamente fue cuando nos sentábamos a la mesa para comer cuando la tierra tembló, una vez más, en Melilla. Ha sido un terremoto intenso, prolongado y que sembró el pánico entre muchos vecinos. Familias enteras salieron a la calle, asustadas, mientras se comentaba en toda la ciudad el fuerte seísmo del que fuimos testigos: 5.3 grados y epicentro en Alborán Sur, como suele ser habitual. A continuación vinieron las dos réplicas y otro movimiento más fuerte, de 3.5 grados, esta vez desde Annual (Marruecos).
Todo el mundo recordó el fuerte terremoto, de 6.3 grados, de la madrugada del 25 de enero de 2016. Entonces sí que el miedo se apoderó de los ciudadanos que, por centenares, trataban de protegerse de cualquier otro temblor similar yéndose hasta los Pinares de Rostrogordo, donde muchos se instalaron con sus hijos para terminar de pasar la noche.
En aquella ocasión sí hubo bastantes daños materiales, aunque afortunadamente ninguno de carácter personal. Edificios como el Palacio de la Asamblea, las iglesias del Pueblo y la Castrense, entre otros, además de varios inmuebles en distintos puntos de la ciudad, sufrieron en sus estructuras y hubo derrumbes.
Muchas viviendas muestran todavía las huellas de aquel terremoto. El testimonio de una vecina del barrio del Príncipe apunta a que, desde aquel momento, las losas del suelo de su casa se han elevado y algunas puertas no encajan. La estructura de su edificio sufrió las consecuencias del fuerte temblor que, seis años después, nadie ha olvidado.
Este viernes, sin embargo, no ha pasado nada grave. Los Bomberos hicieron varias salidas pero por incidentes menores: tabiques afectados y griestas en los techos, fundamentalmente.
Aunque parezca mentira, dada la antigüedad y el mal estado de muchos de nuestros edificios a pesar de su riqueza modernista, se ha aguantado bien el envite. Solo hay que apuntar que el terremoto de Lorca, de 5.1 grados, destrozó buena parte de la ciudad hace unos años, si bien es cierto que el epicentro estaba muy próximo a la ciudad, en la Falla de Alhama de Murcia y Melilla se sitúa a 65 kilómetros del punto donde se produjo el seísmo.