Categorías: Sociedad

Un sacrificio que une a familias y llena las casas de solidaridad

Los musulmanes usan patios y zonas poco transitadas para matar a los corderos l Parte de la carne la donarán a personas necesitadas.

Fatija asegura que no tiene mucho que ofrecer. Su casa es humilde. Sólo cuenta con su sueldo para sacar adelante a sus dos pequeños, pero eso no le impide invitar a las vecinas y a los forasteros que pasan por su puerta a tomar té y pastas. La fiesta del Aid El Kebir es para celebrarla en familia y con los amigos y por eso, da todo lo que tiene a quien se acerque a su hogar. Eran las 10:30 horas cuando decidió que ya era momento de sacar al borrego a la calle. El día de antes le dio un susto de los buenos. El animal se soltó y la embistió en el pequeño patio que tiene en su casa. Para que no le volviera a suceder, amarró al borrego con más cuerdas y tiró de él hasta que consiguió que se quedara a un metro de la ventana. Enredó bien la cuerda entre las rejas y volvió a entrar en casa para terminar de preparar los baños y los cubos donde echar las vísceras y la cabeza del animal.
Fatija explicó ayer a El Faro que en su casa se cocinaba el mismo día del sacrificio del cordero todo lo que tuviera que ver con el estómago y las tripas. En un buen caldero, hacía un sofrito de cebolla para que el resultado final fueran unos callos para chuparse los dedos. Aunque lo que más les gusta a sus hijos son los pinchitos del hígado de borrego.
Pero la tarea de esta musulmana no terminó cuando degolló al carnero. Una vez que limpió las tripas y el hígado para la hora de comer y  de cenar, le tocó aliñar los trocitos de carne de pinchito que desayunarán hoy sus niños. Afirmó que en su casa la costumbre es tomar sobre las 11:30 horas esa carne de borrego que ha estado toda la noche macerada con ajo y especias.
Para que la espera no sea muy larga, Fatija tiene a mano un gran plato de pastas y dulces de todos los sabores. El té ayuda a hacer la digestión y también da fuerzas para continuar con el trabajo.  Además, todos los años dona parte de la carne a una familia que no tiene dinero para comprar un cordero, pues su coste ronda entre los 150 y los 300 euros.
Como Fatija, muchos musulmanes organizaron ayer en sus casas el sacrificio del borrego. Ella lo hizo en la calle de El Poblado, junto a otras vecinas. Sacan por las ventanas una manguera para echar agua y en un momento eliminan los restos de sangre del cordero de la acera. Otros optan por matar a los borregos en las terrazas.
En cambio, los musulmanes de Tiro Nacional optaron por usar los patios de los bajos de los edificios para matar al animal. Un gran número de vecinos se juntó en este espacio porque es más sencillo hacer allí el sacrificio y no molestar al resto de melillenses.
La tradición es que el cabeza de familia dé muerte al borrego. Algunos musulmanes tienen cuchillos especiales que sólo utilizan para el Aid El Kebir.
Pero en lo que coinciden todas las familias es en donar parte del carnero a musulmanes necesitados. En la Pascua Grande, ningún musulmán puede estar sin un poco de borrego para festejar esta gran fiesta.

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