Si es cierto que el Comité por la liberación de Ceuta y Melilla ha decidido disolverse, será un paso más en la consolidación de las buenas relaciones entre España y Marruecos.
Ayer el senador y alcalde de Beni Enzar, Yahya Yahya, dio a conocer la noticia. Reconoció que sus miembros han perdido la esperanza, acusó de “hipócrita” al Gobierno de su país y pidió disculpas a España. Justificó el estado de ánimo entre sus seguidores por el hecho de haber pasado de ser considerados unos héroes a ser tratados como criminales en Marruecos. El propio Yahya reconoció que este jueves ha sido condenados a tres años de cárcel por participar en una manifestación no autorizada. Precisamente en prisión se encuentra el que hasta hace poco aparecía como su mano derecha, Said Chramti, que debe cumplir 18 meses de reclusión. Además, próximamente deben comparecer ante los jueces del país vecino otros trece miembros del comité. Muchos de estos individuos también tienen cuentas pendientes con la Justicia de nuestro país, asuntos que no se solventan con una simple petición de disculpas como la expresada ayer por el senador Yahya.
Si finalmente se disuelve dicho comité, será un paso importante para España y Marruecos, pero insuficiente. Aún quedan temas de gran repercusión en el día a día de Melilla. Entre los más importantes está el despejar de una vez por todas la denominada ‘tierra de nadie’, el escenario de la mayoría de las fechorías de Said Chramti y de los miembros del comité. Ayer Yahya anunciaba la renuncia a seguir con su lucha, pero la anarquía que existe en este tramo fronterizo convierte el lugar en un marco abonado para que cualquier otro grupo de ‘iluminados’ tome el relevo y vuelvan los altercados. Además, la legalidad debe regresar a ese espacio de tierra entre España y Marruecos si queremos lograr un tránsito fluido y civilizado entre ambos territorios.
La supuesta disolución del comité demuestra que cuando el país vecino quiere, los problemas tienen una fácil y rápida solución. También lo tendrá algún día la normalización de las relaciones comerciales. Cuando llegue ese momento, contaremos con el escenario propicio para un desarrollo económico del que Marruecos puede ser el mayor beneficiario. Aún no ve esa fecha en el horizonte.
Ayer sólo se dio un paso. Con la desaparición de la escena de Said Chramti y Yahya Yahya, hay esperanzas de que el tránsito entre ambos países no sufra los periódicos sobresaltos a los que nos tenían acostumbrados hasta fechas recientes estos ‘iluminados’ que durante demasiado tiempo ha contado con el aliento de las autoridades marroquíes.