Los aviones y los helicópteros que guarda en su interior el Juan Carlos I son lo que más llamaron la atención de los melillenses cuando visitan este gran barco de la Armada.
Su cara cambió cuando se dio cuenta de que tras la gran bandera de España ‘se escondía’ un avión. “¿Podemos verlo ya?”, preguntaba sin parar. Pero cada cosa tiene su tiempo y el joven marinero que le acompañaba le aseguró que en unos minutos podría ver ese ‘Harrier’ de cerca. Sus ojos brillaban expectantes. “¡Un Harrier como los que salen en las películas!”. No se pudo concentrar en el vídeo que estaban proyectando. Su padre tenía toda la intención de quedarse a verlo, así que aprovechó que otros del grupo avanzaban hasta la bandera para ir tras ellos. Dio unos pasos más y lo vio. Estaba allí delante. Un avión del Ejército al alcance de su mano. Se acercó todo lo que pudo y no paró de hacer preguntas al marinero. Cómo se propulsa, las bombas que tiene, quién lo pilota... “¿Eres periodista?”, le dijo otro visitante al niño viendo que no cesaba en su interrogatorio. Aunque la expresión de sorpresa de este pequeño fue mayúscula cuando subió a la cubierta desde la que despegan los aviones. Allí no había uno, sino seis y dos helicópteros. Este pequeño melillense se llevó una gran experiencia que tardará en olvidar, además de decenas de fotografías que se hizo en diferentes partes del buque Juan Carlos I. No paró de decir lo gigante que era este navío y que se iba a pensar dejar el fútbol para pilotar uno de estos aparatos. Su padre se limitó a sonreír y a sacar el móvil para hacerle todas las fotos que le pedía su hijo.
Como a este pequeño, son miles las preguntas que pasan por la mente del visitante en el corto viaje en autobús que se realiza desde el puerto hasta el muelle nordeste III, en el que está atracado el Juan Carlos I. ¿Cuánta gente cabe en el navío? ¿Cuántos aviones tiene en su interior? ¿Dejarán subir a la gente a cubierta? Pero todas estas preguntas se desvanecen cuando este vehículo para junto a buque. No hay dudas en el momento en el que se ve de cerca las dimensiones del barco. “¡Es enorme!”, afirman los melillenses cuando se bajan del autobús y casi pueden tocar el Juan Carlos I. Nunca antes han visto un barco de la Armada como éste resaltan estos turistas improvisados a los marineros que se encargan de recibirle.
Es enorme incluso la puerta de entrada. Una gran rampa permite el acceso al interior de este gran barco. Ésta tiene decenas de piezas que sobresalen para evitar que la gente se resbale, aunque también hay quien se va tropezando con ellas. Una vez que la rampa finaliza el visitante se encuentra en la cubierta de carga pesada.
Los vehículos más grandes pueden entrar en este gran garaje que cuenta con dos ascensores. ¿Qué para qué sirven los ascensores? Por si fuera necesario trasladar la mercancía o los vehículos del Ejército de una parte a otra del barco.
El marinero asegura que una gran compuerta se puede abrir desde esta parte del navío. Esto permite que los vehículos de tierra o los anfibios pudieran salir como en las imágenes que se ven del desembarco de Normandía, esas que salen en televisión cada vez que hablan de la Segunda Guerra Mundial.
Pero no sólo los niños hacen preguntas, ya que los más mayores se interesan hasta por las puertas que están cerradas. Y el marinero las contesta a todas y les anima a seguir haciendo más. Están acostumbrados al exceso de curiosidad de los visitantes.
También le preguntan por su uniforme. ¿Por qué es blanco? Y el marinero asegura que hace muchos años la vida en el mar era muy dura. Los marineros de entonces no comían bien y apenas se lavaban. Lo que implicaba que en los barcos fueran una fuente de infecciones y de enfermedades. Por eso, su uniforme es blanco, pues ese color no deja dudas sobre la higiene de quien lo lleva.
En cuanto a la comida, este marinero aseguró que el Ejército hace mucho hincapié en ofrecer un menú saludable. Destacó la importancia de estar en forma mientras viven en el navío. Incluso han llegado a utilizar esta cubierta de carga pesada para montar canchas de baloncesto o campos de fútbol.
Una de las partes curiosas del navío son las estrechas escaleras que permiten el acceso de un lado a otro del barco. En algunas apenas cabe la mitad del pie y son muy empinadas. Hay visitantes que llegan a marearse al ver suelo a través de los huecos que hay entre los escalones. En algunos tramos da la sensación de vértigo. Aunque los marineros de este buque las bajan deprisa y sin pararse.
Pero sin duda, la parte que más gusta a los melillenses y a todos los visitantes es la cubierta desde la que despegan los aviones. Allí descubren cómo los pilotos de estos Harrier utilizan “una maniobra combinada” entre el despegue por pista y el vertical. El marinero asegura que cada vez que hay movimientos de aviones, no se puede dormir en el barco por el ruido.
El adiós
El Juan Carlos I parte esta tarde de Melilla tras atraer la atención de toda la ciudad. Tan sólo el domingo por la tarde acogió a 600 personas que deseaban conocer cómo es la vida en este gran buque de la Armada.
Ayer los autobuses no pararon de trasladar a los visitantes de la estación marítima a este barco así que el número de personas que han podido disfrutar de esta experiencia será muy alto.
Y de la misma forma que los tripulantes de este navío han acogido a los curiosos melillenses, los ciudadanos de Melilla también han hecho honores a estos marineros allá por donde han ido.
Por otro lado, el presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, recibió ayer en Presidencia al comandante del buque, el capitán de navío Antonio Piñeiro Sánchez con quien intercambió impresiones sobre Melilla. También el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, recibió a esta representación del buque Juan Carlos I. En el transcurso de la reunión Piñeiro Sánchez hizo entrega al delegado de una reproducción del escudo del buque como recuerdo de su primera visita al puerto melillense. Hoy, un grupo de guardamarinas serán recibidos en el Salón Dorado del Palacio de la Asamblea por las autoridades melillenses.
La segmentación geográfica no funciona. Compruebe si la geolocalización IP está habilitada en su cuenta…
En la obra pictórica presente en Melilla de escultor y pintor Pepe Gámez (Melilla, 20…
Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un asunto que nos interpela, casi en igual medida,…
De Galicia al Mediterráneo Si vemos la imagen de una colonia de percebes (Pollicipes pollicipes)…
Dedicaba el diario El País dos páginas de su publicación dominical del pasado domingo, 4…
Queridísimos; Si algo caracteriza a la señora Díaz Pérez (doña Yolanda, "Yoli", "Yoli O' Trapiño"),…