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Un paseo por la historia: Los cines de Melilla

El Perelló es el único cine que tiene Melilla actualmente, pero no siempre fue así. A principios del siglo pasado, cuando la industria cinematográfica comenzó a abrirse paso en el país, nuestra ciudad también contó con un buen puñado de salas. Un escenario que ha cambiado con el paso de los años y ahora los cinéfilos echan la vista atrás con nostalgia. 

Aunque el fenómeno del cine llegó a España en 1986 y a la ciudad llegaría pocos años después. En ‘Melilla y el mundo de la imagen’ de Juan Diez Sánchez se rescata un dato muy interesante del ‘Telegrama del Rif’: en el año 1948 asistían al cine más de 3.100 espectadores en Melilla, y anualmente podía superar el millón y medio de personas según las estadísticas. 

A principios del siglo XX comenzaron a proyectarse películas en el Palacio de Proyecciones (Gran Capitán), el Teatro Alcántara (Melilla la Vieja) y Gran Cinematográfico Moderno –que tuvo una corta vida–, pero no fue hasta después de 1930 cuando empezaron a abrirse nuevas salas, que se dedicarían exclusivamente a la exhibición cinematográfica. 

Conforme fue creciendo la población en la ciudad, también lo fueron los cines. Así, en 1932 se inauguró el Monumental Cinema Sport, uno de los cines más emblemáticos de Melilla, y cuya apertura supuso un gran éxito de público y con capacidad para más de dos mil personas. 

Sin embargo, no sobrevivió al paso del tiempo y durante la década de los 80 pasó a convertirse en un edificio de oficinas y locales comerciales, como sigue siendo hoy en día, aunque en la época se luchó por su conservación. 

Según un cartel publicitario sobre los cines de Melilla, señala que los cines Monumental (con un aforo de 2.350 personas), Nacional (2.000 personas), Avenida (800) y Perelló (1.400) eran de estreno riguroso, siendo los dos primeros los mejores situados y valorados en aquel periodo. 

Las últimas salas se abrieron durante los cincuenta. Fue entonces cuando apareció el Cine Alhambra, ubicado en Cabrerizas Bajas, con un aforo de 700 personas y que se clausuró dos décadas después. 

El Real Cinema junto a los cines Avenida y Victoria fueron los últimos en mantenerse abiertos, aparte del Perelló. El Real Cinema tenía 900 butacas y ofrecía programas dobles de reestreno, pero cerró en 1986. 

El Cine Avenida se mantuvo también durante unas décadas, pero finalmente el edificio fue demolido a finales de los 90, habiendo sido adquirido previamente por la Ciudad. 

La misma suerte corrió el Cine Victoria, que estaba ubicado en el barrio de La Libertad con un aforo para casi 800 personas y que tan sólo permaneció abierto ocho años. 

Cines de verano

Desde mitad del siglo XX, Melilla también se unió a la moda de los maravillosos cines de verano, que suponían una oferta de ocio y cultural en la ciudad durante las calurosas noches de la época estival. 

En 1945 se instaló el Cine Zorrilla en Torres Quevedo, que ofrecía sesiones desde la tarde hasta medianoche, y que, además de proyectar películas, también contaba con una barra de bar.

También hubo otro en la Plaza de Toros, que comenzó a usarse como cine de verano durante los años cuarenta y cincuenta, que aprovecharon el funcionamiento del edificio tras los pocos espectáculos taurinos que había. 

El Auditorium Carvajal, construido en 1962, y durante sus primeros años de funcionamiento se proyectaban películas activamente. 

Y durante la década de los ochenta y los noventa, la explanada de San Lorenzo sirvió de autocine. Una experiencia al más puro estilo americano que se constituyó como un gran éxito y fue continuada durante varios años por el Ayuntamiento. Pero, tras la construcción del puerto deportivo, dejó de utilizarse como autocine. 

El Perelló, el último en pie

Situado en la calle General Pollavieja, el Cine Perelló se inauguró en 1932 y fue concebido originariamente para ofrecer películas mudas y toda clase de espectáculos. Se construyó con una sala de butacas, palcos y anfiteatros con un aforo previsto para 1.400 localidades. 

Sin embargo, aunque sigue resistiendo al paso del tiempo, lo hace a duras penas. En una entrevista a El Faro, Segundo Navarro, uno de los actuales propietarios del negocio, afirmaba que el Perelló ya no era rentable y que si alguien estuviera interesado en adquirirlo, no dudaría en venderlo. 

Pero actualmente, al ser el único cine de la ciudad, sigue llenándose con algunos grandes éxitos, como el de ‘Barbie’ o ‘La Sirenita’ este año. También sigue proyectando películas internacionales durante la Semana de Cine de Melilla. 

La ex consejera de Cultura, Elena Fernández Treviño, señaló el interés de la Ciudad por adquirir el Perelló y evitar que Melilla perdiese el único cine que queda, además de conservar un edificio histórico que forma parte del patrimonio material. 

Por el momento, se desconoce si el nuevo Gobierno pretende seguir adelante con el acuerdo de compra-venta del edificio o si se mantendrá tal cual está ahora.

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