La secretaria de Estado de Seguridad, Ana Botella, aseguró ayer durante su visita a Melilla que el Reino de Marruecos está dispuesto a readmitir a aquellos menores que tengan documentación marroquí y estén acogidos en nuestra ciudad. La señora Botella aseguró que durante los últimos contactos con funcionarios de Rabat, estos se mostraron interesados en poder gestionar la repatriación de los 500 niños que llegaron documentados a Melilla, con el pasaporte marroquí o la necua.
No sería la primera vez que el país vecino negociara con España el retorno de menas, pero anteriores experiencias nos indican que a la hora de la verdad, Marruecos ha sido reticente a que los niños retornaran. Además, aún en el caso de que Rabat estuviera dispuesto a aceptar a los menores simplemente se cambiarían las reglas de juego: los siguientes que vengan lo harán sin ningún tipo de certificado que permita su readmisión y estaríamos en las mismas.
La repatriación de estos niños es solamente un parche, no ataca el problema en su raíz y no lo solucionará una situación mucho más compleja. Mientras los jóvenes sigan cruzando la frontera en el mismo número será difícil que la ciudad no se vea superada en la gestión de su cuidado.
El acuerdo con el país vecino debe venir acompañado de otro tipo de medidas, como el fortalecimiento de los recursos destinados a los pasos fronterizos y la puesta en marcha de contactos diplomáticos que hagan entender a las autoridades marroquíes que la situación es insostenible y que deben ser ellos los responsables de cuidar de sus menores.