Con algo de retraso sobre lo inicialmente proyectado pero una imagen innegablemente flamante, operativa y actual, se inauguró ayer el nuevo Muelle Ribera II que permitirá el atraque de dos buques a la vez y el consiguiente embarque combinado de mercancías y pasajeros.
Tanto la ampliación del Muelle Ribera II como la nueva Estación Marítima eran proyectos cruciales para un puerto que necesitaba modernizarse y ajustarse a las necesidades de los nuevos tiempos y la propia demanda portuaria de la ciudad de Melilla.
Es verdad que el puerto actual nada tiene que ver con aquel otro romántico y familiar de hace poco más de dos décadas que nos permitía pasear hasta el antiguo faro por el paseo superior de las escolleras o bien recorrerlo a pie hasta el mismo punto. Pero los tiempos cambian, las actividades económicas afortunadamente crecen y las necesidades son otras. El progreso impone servidumbres en atención a los nuevos servicios que los propios ciudadanos también demandamos. Melilla tiene ya un puerto más grande y moderno y aún debe ampliarlo y mejorarlo con un proyecto de ampliación que finalmente debe cosechar el apoyo de todos los sectores políticos, sociales y ciudadanos.