Junio fue un mes “extremadamente cálido” en Melilla, según reconoció el delegado territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Málaga, Juan de Dios del Pino. El pico, coincidiendo con la ola de calor que está recorriendo la mitad sur de la península, se sufrió el viernes, día 30, con una temperatura máxima de 33,3 grados, una media de 28,8 grados y una mínima de 24,3 grados, por encima de los 23 grados que ya se considera tropical para las noches y que dificulta enormemente conciliar el sueño.
Los días inmediatamente anteriores también fueron bastante calurosos. Así, el jueves, día 29, la máxima fue de 28,6 grados, la media de 25,2 grados y la mínima de 21,7 grados. El miércoles, día 28, se registraron 28,9 grados, 25,5 grados y 22,1 grados, respectivamente. El martes, la máxima llegó hasta los 30,2 grados, la media fue de 26,4 grados y la mínima, de 22,5 grados. Para comenzar la semana, el lunes, hubo una máxima de 30,2 grados, una media de 26 grados y la mínima fue de 21,8 grados.
El experto explicó que el hecho de que el mes haya sido “extremadamente cálido” no responde exclusivamente a esta última semana, puesto que la temperatura máxima de cada día estuvo todo el tiempo por encima de la media salvo los primeros días del mes, con excepción del día 2. De la misma forma, la temperatura media estuvo por encima de lo normal todo el mes con excepción de los cuatro primeros días de junio. En cuanto a la mínima, sucedió algo parecido, pues estuvo por encima de la media todos los días menos los días 1, 3 y 4 de junio.
Durante los primeros días de julio, se prevé que las temperaturas máximas se mantengan entre 28 y 30 grados y las mínimas, entre los 22 y los 24.
Con todo, lo peor no son estas temperaturas, que son más altas en otras zonas de España, singularmente en Extremadura, Andalucía, Murcia o la Comunidad Valenciana, e incluso en otros lugares más al norte, como Aragón o incluso Orense (en Galicia) suelen serlo durante la época de verano. Lo malo de esto es la sensación térmica.
Pero ¿qué es exactamente la sensación térmica? El experto lo explica de la siguiente manera: “Nuestro cuerpo tiene un termómetro especial para medir la temperatura y tenemos la capacidad de sudar como refrigeración. Cuando hace calor, el cuerpo suda, sale el sudor de los poros y se forma una pequeña película de gotitas de agua sobre nuestra piel. Esa agua se evapora. Para que una cosa se evapore –es decir, que pase de líquido a gas o, en este caso, a vapor de agua- necesita consumir una energía que saca de nuestra piel, de nuestro sistema de sudoración, y nos enfría. Esa es su finalidad. Pero ¿qué pasa si el ambiente está muy húmedo, en sitios como Melilla, cercanos al mar? Que nuestro vapor de agua, nuestras gotitas de sudor tienen que competir con el vapor que hay, porque hay mucha humedad, y en ese caso cabe menos en el aire y, por tanto, nuestra capacidad de refrigeración es menor”.
Así, añade, “en contraposición con otros lugares más secos (pero donde pueda hacer más calor) como Sevilla, donde la sudoración funciona muy bien y es fácil que esas gotitas formen vapor y se disuelvan en la atmósfera, cuando los días son húmedos dan esa sensación de bochorno porque nuestro sistema de sudoración no es igual de eficiente: el cuerpo tiene más dificultad para soltar el sudor, porque compite con el vapor de agua que hay en el aire”.
Del Pino ilustra su explicación con un ejemplo y recuerda que, de la misma forma que sucede con el sudor, los días húmedos la ropa tarda más en secarse por la misma razón: que el vapor de agua de las sábanas –por poner un caso- tiene que “competir” con el que haya en la habitación, por lo que el sistema de secado también funciona peor. Y es lo mismo que pasa con el cuerpo humano.
Para calcular la sensación térmica, hay que tener en cuenta la temperatura y la humedad relativa que haya en el ambiente, así que Del Pino anuncia que, si hay 20 grados en Melilla y en Sevilla, seguramente la sensación térmica en Melilla sea mayor y pueda ser de 21 ó 22 grados. En función de estos dos parámetros, la sensación térmica suele ser de entre dos y cuatro grados más que los que marque el termómetro. Existen tablas en internet para establecer cuáles son esas diferencias. Por la noche, eso sí, la temperatura y la sensación térmica tienen a igualarse.
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