Categorías: Tribunales y Justicia

Un marroquí se enfrenta a 8 años de prisión por tráfico de personas

Fue sorprendido en el control policial en el puerto con un compatriota oculto en un compartimento de su furgoneta en octubre.

Un ciudadano de origen marroquí con residencia en España se enfrenta a ocho años de prisión por un supuesto delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros. El pasado mes de octubre, en el embarque con destino a Almería, la Policía Nacional descubrió que en su furgoneta viajaba otro marroquí, vecino de Nador, escondido en un compartimento del vehículo. Fue detenido y ayer se celebró el juicio en la sala de la Sección 7ª de la Audiencia Provincial de Málaga en Melilla, que quedó visto para sentencia. La Fiscalía mantiene su petición de pena máxima para este tipo de delitos, al considerar como agravante el riesgo para la integridad física del polizón. La defensa pidió la absolución del acusado porque el inmigrante se introdujo en el vehículo sin saberlo su propietario.
En la vista comparecieron los agentes del Cuerpo Nacional de Policía que participaron en la intervención en la Estación Marítima. Algunos de los detalles de la intervención que explicaron los agentes entraron en contradicción, a pesar de los intentos de Fiscalía y defensa por aclararlos. Tal es el caso de las “anomalías” que algunos de los policías apreciaron en el asiento del copiloto, pero éstas no fueron apreciadas de la misma manera, aunque todas llevaron a los agentes a descubrir el escondite donde viajaba el nadorense.

Interrogatorio al acusado
Otro de los detalles en los que se hizo hincapié fue sobre el momento en el que presumiblemente el ciudadano marroquí se introdujo en el vehículo. Según la versión del acusado, volvía de un viaje en Marruecos. Tras cruzar la frontera de Beni Enzar dejó aparcada la furgoneta en la avenida de Europa y fue a sellar el pasaporte al puesto fronterizo. El acusado aseguró que dejó la puerta cerrada y que posteriormente, en el puerto, vio que la cerradura de una de las puertas estaba forzada. El Ministerio Fiscal subrayó el hecho de que el acusado no refiriera este desperfecto en su declaración ante la Policía.

La versión del polizón
La declaración escrita del ciudadano nadorense, a la que se dio lectura en la vista oral, apoyaba la inocencia del acusado, aunque la contradijo al asegurar que la puerta de la furgoneta estaba abierta. H.A. dijo no conocer al conductor del vehículo en el que, con ayuda “de un amigo”, se escondió, mientras sellaba el pasaporte en el puesto fronterizo. De hecho, este vecino de Nador asegura que estaba en las inmediaciones de Beni Enzar, cuando escuchó una llamada telefónica del acusado en la que informaba a su interlocutor de la hora de salida y llegada del barco que cogería posteriormente. H.A. estaba “con un amigo”, quien le animó a esconderse en la furgoneta y conseguir así, según declaró, llegar a la península con el objetivo final de viajar a Barcelona, donde viven unos familiares suyos.
Ese “amigo” le convenció para esconderse en un hueco natural del vehículo. El ciudadano nadorense insistió en que no tuvo que forzar la puerta, pues se encontraba “semiabierta”.

Los agentes intervinientes
Dos de los agentes aseguraron no haber intervenido en el registro del vehículo, pues custodiaban al acusado, que sería posteriormente detenido una vez descubierto al inmigrante escondido en su furgoneta en el control de embarque en la Estación Marítima.
Las declaraciones de los otros dos policías levantaron las suspicacias de Fiscalía y defensa al no coincidir en algunos aspectos de la intervención. Uno de ellos aseguró que el asiento del copiloto “se movía”, al no estar bien encajado en las correderas presumiblemente por haber sido manipulado. Sin embargo, la comparecencia de su compañero entró en contradicción pues aseguró que la butaca estaba “encajada” y por ello, fue difícil abatir el respaldo y acceder al compartimento donde iba oculto el polizón. Los agentes coincidieron en referir que este tipo de furgonetas poseen este habitáculo de serie, con algunas variaciones, según el modelo, pero fue el último testigo quien apreció que este compartimento estaba “bien cerrado”, algo que le llamó la atención, pues en otros vehículos registrados con estas características “la gente guarda diversos enseres” y en consecuencia la tapa no está completamente cerrada.
El segundo de los agentes en comparecer destacó que la reacción del acusado al ver a una persona en su vehículo fue de sorpresa, mientras que su compañero en la intervención afirmó que el acusado mostró “síntomas de nerviosismo”.
El informe del médico forense destacó la peligrosidad del habitáculo para la integridad física de su ocupante, en base a las escasas dimensiones del mismo y la falta de un espacio o conducto para respirar. En consecuencia, destacó ante el tribunal que, en caso de accidente, el nadorense incluso podría haber fallecido. Según fuentes judiciales, el riesgo para la vida del polizón hace aumentar la petición de la pena por parte de la Fiscalía, que, en su alegato final pidió al tribunal la pena máxima.

Alegatos finales

La Fiscalía insistió, en su alegato final, en que el ciudadano nadorense necesitó la ayuda de una segunda persona para introducirse en el compartimento trasero de la furgoneta. Además, subrayó el hecho de que el acusado cambiara su declaración inicial en el juicio de ayer, asegurando que la cerradura del coche estaba forzada, mientras que cuando fue detenido no lo mencionó y los agentes de la Policía Nacional que intervinieron en la detención no observaron tales daños en el vehículo.
Por su parte, la defensa puso de relieve las incongruencias de las declaraciones de los agentes en cuanto a las anomalías observadas en el interior de la furgoneta. Además, el vehículo fue registrado por la Guardia Civil en la frontera de Beni Enzar sin despertar ninguna sospecha, tras haber utilizado el sistema de detección de latidos. Destacó que el acusado posee el permiso de residencia en España desde 2008, con un trabajo estable y arraigo familiar en la península. Consideró que no había quedado acreditado el delito que se le imputaba y pidió que fuera absuelto.

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