El fuego se produjo en el número 30 de la calle Infanta Elena y no hubo ningún herido porque la familia tuvo tiempo de salir de la casa cuando comenzó del incendio.
Los vecinos de la calle Infanta Elena, en el barrio de El Real, comenzaron la tarde del domingo con un susto importante. Pasadas las 17:00 horas, el humo comenzaba a salir por una de las ventanas del número 30, y la familia abandonaba la casa, escapando de las llamas del incendio que se inició en la habitación de uno de los miembros.
Pocos minutos después llegaron hasta el lugar del suceso efectivos de los Bomberos y la Policía Local, tras recibir el aviso por parte de los dueños de la vivienda.
Dos camiones del Cuerpo de Bomberos se trasladaron hasta el lugar del incidente para extinguir las llamas que dejaron la habitación totalmente quemada, aunque no afectaron a ninguna otra estancia de la casa. No obstante, el humo sí que dejó sus secuelas en el resto de la vivienda, especialmente en las paredes.
Según informaron los Bomberos, el incendio quedó apagado en poco más de media hora, registrándose la vuelta de los efectivos a las 18:00 horas, después de que la salida se hubiera producido a las 17:11 horas de la tarde.
Los Bomberos apuntaron además que cuando llegaron a la vivienda incendiada todos los habitantes de la casa ya habían salido fuera y no hubo que lamentar ningún herido, a pesar de lo aparatoso del incendio.
Asimismo señalaron que se desconocen las causas que provocaron el fuego, ya que en la habitación en la que se inició el foco, no había ningún aparato eléctrico conectado, ni nada que inicialmente pudiera provocar un cortocircuito.
Casi todos los vecinos de la zona salieron a la calle alertados por el olor y por las voces de los afectados y las sirenas de los efectivos de seguridad.
El temor era el principal sentimiento de todos los residentes de la zona, aunque se disipó cuando comprobaron que los habitantes se encontraban fuera de la casa a salvo de las llamas.
Los afectados, por su parte, aunque asustados por el fuego, se mostraron tranquilos de que ningún miembro de la familia resultara herido por el fuego y que finalmente todo quedara en un susto, en el que sólo hubo que lamentar daños materiales pero no personales.