El Partido Popular ha hecho suya la popular frase de origen bíblico para sentenciar que el Gobierno De Castro “ha nacido con pies de barro”. Y en cierto modo podemos decir que es así porque mientras persista sin un programa definido de actuación y unas metas que trasladar a los ciudadanos, de poco le valdrán sus vacuas promesas de cambio o sus constantes alusiones al buen entendimiento y la generosidad de los aliados.
Cumplir con sus propios anuncios, proceder a la publicación de los decretos de competencia que definan y aclaren el alcance de la gestión de sus nuevos cargos y, sobre todo, presentar de una vez las metas u objetivos de su programa de gobierno, es una tarea que no admite mayor dilación y que, entre tanto se siga demorando, vendrá a demostrar la fragilidad de una alianza muy clara en el objetivo de desalojar al PP del poder, pero muy enmarañada en el principal de atender la gestión general de los intereses de Melilla.
El propio Mustafa Aberchán, líder de la formación principal del nuevo Ejecutivo, en una entrevista con Televisión Melilla, ya ha reconocido que la alianza se ha hecho al revés y que, lejos de lo que CpM pretendía, no se lograron fijar las metas y estructura del nuevo Gobierno con carácter previo a los nombramientos.
A Aberchán –lo he dicho más de una vez- hay que saber interpretarlo, pero tras sus palabras traslucía la resignación ante el hecho innegable de la falta de opciones en una alianza que, para empezar a andar, tenía que pivotarse sobre el diputado bisagra quien, gracias a su potencial en beneficio de una mayoría u otra, optó por marcar la pauta, imponiéndose finalmente para el principal cargo.
Ahora, el nuevo Gobierno no sólo tiene por delante la principal tarea a abordar, tal cual es la de marcar sus objetivos, saber trasladarlos a la opinión pública y, sobre todo, llevarlos a cabo. Como recordó Aberchán en la misma entrevista con TVM, también le queda completar sus compromisos con CpM y PSOE, procediendo a los nombramientos de los cargos pendientes. Por lo pronto, las Presidencias de las sociedades, que se reparten Coalición y Partido Socialista, con EMVISMESA para la cepemista Yonaida Sel-lam y el resto, al parecer, para el Partido de Gloria Rojas: es decir, Promesa e Inmusa. Aún queda Remesa, pero se desconoce qué pasará con ella o si incluso se han acordado de su existencia a la hora de repartirse las parcelas de poder.
La “brevedad” con que se proceda a cubrir los cargos que restan demostrará, según dijo Aberchán, la fortaleza de una alianza que también ha otorgado a CpM la Presidencia de la Autoridad Portuaria.
De la brevedad con que se complete el cuadro concluiremos además la composición final del Gobierno De Castro, que ya va por 17 cargos y que puede o no estirarse con unos cuantos más hasta quedar muy cerquita de los 22 que tenía el de Imbroda, incluyendo en el recuento la Presidencia de la Fundación Monumental, ahora llamada a desaparecer, eso sí para el caso de que se mantenga el compromiso público del trío de aliados.
Por lo pronto, la transparencia de la que alardeaban está flojeando. Anteayer, De Castro viajó a Madrid, a un viaje de partido dijo, para matizar a renglón seguido que fue por “varios asuntos” y en el que, como siempre que va a la capital, acudió a saludar a sus compañeros de Ciudadanos. Y así quedó su relato, sin que supiéramos de qué asuntos trató, ni en dónde ni por qué, ni tampoco si el ‘viaje de partido’ simplemente fue un acto de cortesía o la respuesta a la llamada que le realizaron después del golpe de mano que lo catapultó a la Presidencia de la Ciudad, a pesar de que no haber conseguido más que un escaño (el suyo) y de haber perdido otro respecto de las elecciones de 2015.
La misma transparencia falla cuando hablamos, por ejemplo, de los corderos para el Aid el Kebir. En años anteriores, a estas alturas ya sabíamos a qué atenernos. En este, cuando la fiebre aftosa ha tenido nuevos rebrotes recientes en Marruecos, en algunos casos en zonas tan cercanas como Alhucemas, el silencio prima en detrimento de esa claridad, franqueza y transparencia hacia los ciudadanos que tanto esgrimieron como estandarte del nuevo estilo prometido.
La expresión completa “pies de barro” se refiere a los gigantes o ídolos que tras su imagen radiante esconden una falta de enjundia y grandeza real que acaba delatándolos y mostrándolos con toda su miseria
El Gobierno De Castro ha comenzado a andar tarde y con fricciones que han complicado las negociaciones, repartiéndose sillones como si fueran estampitas y cerrando la puerta a cal y canto a la cacareada transparencia y a la demostración de un consenso que se palpe en compromisos e ideas concretas. Por eso, cumplir al menos con sus anuncios, proceder hoy, como han dicho, a publicar los decretos de definición de competencias y presentar, no más tarde del martes próximo, su programa de metas y de gestión, es un reto que no puede demorar a no ser que sus ‘pies de barro’ empiecen ya a hacerle tambalear.