Categorías: Editorial

Un futuro mejor, al otro lado de la valla

La  tranquilidad que Melilla está viviendo en las últimas semanas en su perímetro fronterizo es “relativa”, pues los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado no bajan la guardia y siguen en alerta.

Así lo afirma el delegado del Gobierno en la ciudad, Abdelmalik El Barkani, quien no cree que esa tranquilidad esté directamente conectada con el aumento de la presión migratoria en la valla de Ceuta o tal vez sí. En la ciudad vecina, los inmigrantes llegan en patera, ocultos en dobles fondos y saltando la valla, lo que no es lo habitual, dada la orografía del terreno ceutí.
El refuerzo de las medidas en el perímetro fronterizo, como la malla antitrepa, más efectivos de la Guardia Civil y una mayor colaboración de las Fuerzas Auxiliares marroquíes ha sido una fórmula que, a base de mucho trabajo y muchos asaltos masivos a la valla, parece que ha empezado a funcionar. En los últimos asaltos al perímetro fronterizo pocos inmigrantes han logrado su objetivo de acceder a Melilla. El delegado del Gobierno cree que es por esta razón por la que los inmigrantes parece que han desistido en sus intentos. Pero no por ello hay que relajarse. El helicóptero de la Guardia Civil aún patrulla por los cielos melillenses para detectar los movimientos de los grupos de subsaharianos que buscan el flanco débil para intentar entrar en la ciudad.
Es posible que ahora a los inmigrantes les cueste más encontrar la forma de entrar en la ciudad y decidan ‘trasladarse’ a Ceuta. El Barkani cree que se debe a la teoría de los vasos comunicantes. “Si les cierras una puerta, los inmigrantes buscarán la salida  por otra”, afirmó a El Faro.
A pesar de que no hay datos objetivos que corroboren dicha teoría, está pasando. El delegado del Gobierno cree que es un efecto secundario del refuerzo de seguridad en la valla de Melilla y aclara que no es intencionado.
La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) dijo ayer compartir con El Barkani la situación de alerta ante un nuevo asalto a la valla. El mayor control en las inmediaciones del perímetro ha hecho, según la AUGC, “correr la voz” entre los inmigrantes de que es más complicado acceder a Melilla y por eso se desplazan a otros puntos, como Ceuta.
La asociación insiste, como siempre lo ha hecho: La colaboración de las Fuerzas Auxiliares marroquíes son clave en evitar que los inmigrantes logren acercarse a la valla. Si los gendarmes se relajan, habrá más subsaharianos que consigan su propósito. Al contrario, no.
Todo ello prueba que, efectivamente, las medidas que se adopten a un lado de la valla deben venir acompañadas de la ejecución de otras tantas al otro lado de la misma. Y aún más allá.
“Mejorar la capacidad de rechazo e impedir la entrada irregular” de inmigrantes en Melilla, como apuntaba ayer el delegado del Gobierno a este diario no vendrá a solucionar el problema.
Hay que ir más allá de la valla de Melilla e incidir con la misma determinación e intensidad en las políticas de cooperación y desarrollo en los países de origen. Tal vez así se conseguirá que los inmigrantes no se vean obligados a abandonar su país natal en busca de un futuro mejor.

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