Ayer terminó la Semana Santa melillense con un final de fiesta poco lucido debido a la lluvia y a la cancelación de las procesiones del Cristo Resucitado y de la Virgen del Rocío que impidió que se produjera el tradicional encuentro de ambos pasos en la plaza de España, el evento que más expectación y más público congrega de nuestra Semana Santa.
Así todo, este hecho no ha estropeado las fiestas que durante estos días han servido para sacar a los melillenses de sus casas y dar vida al centro de la ciudad. Durante esta semana, las calles de Melilla han presentado un aspecto más animado de lo habitual, con centenares de personas recorriendo las vías y consumiendo en los locales hosteleros. Una imagen que cada vez es menos común pero que tiene que convertirse en lo normal.
Tampoco queda empañado por la cancelación de ayer el espectáculo que ofrecieron todas las Cofradías que, gracias a su esfuerzo y dedicación a lo largo de todo el año, cumplieron de sobra.
Esperemos que el año que viene aún más personas se animen a participar en la Semana Santa de Melilla y las fiestas sean uno de los puntales para la recuperación de la actividad en el centro de nuestra ciudad.