Said Saddiki asegura que reforzar los perímetros fronterizos es una solución “poco práctica” para frenar la inmigración irregular en las ciudades autónomas. Un estudio del profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Fez, Said Saddiki, analiza las peculiaridades de los vallados fronterizos de Melilla y Ceuta, siendo una de sus principales conclusiones que entorpecen la mejora de las relaciones entre Marruecos, España y el resto de países de la Unión Europea (UE).
En su informe, ‘Ceuta y Melilla, ¿fronteras multidimensionales de la UE?’, las considera una paradoja dentro de la política de libre movilidad de la UE, así como que marcan de facto los límites de los países europeos con los africanos.
Para Sadikki, se las puede considerar una forma de externalizar los problemas de la inmigración irregular. En este aspecto, subraya que es algo completamente contrario a la política de ‘puertas abiertas’ y que su objetivo es aislar un problema creciente, circunscribiéndolo y aislándolo en ambas ciudades autónoma y en Marruecos.
Asimismo, apunta que su país se ha convertido en un lugar de tránsito para los subsaharianos que buscan llegar a la UE, lo cual ha conllevado un incremento de la presión internacional para que Marruecos controle este fenómeno, al mismo tiempo que se le exige que respete los derechos humanos de los inmigrantes.
Su principal conclusión en este sentido es que reforzar los vallados fronterizos no servirá para que la inmigración irregular descienda y considera las medidas de esta calado “muy poco prácticas”. Así, aboga por incrementar los cauces de desarrollo de los países de origen de estas personas.
Por otro lado, asevera que estas fronteras tienen como objetivo “reforzar el status quo” de Melilla y Ceuta frente a las pretensiones anexionistas de Marruecos. Para Saddiki, esta política se ha visto reforzada en los últimos años con la concesión de más autonomía a ambas ciudades, así como con la visita de Sus Majestades los Reyes o diversas personalidades políticas.
Además, asegura que existe miedo a que el incremento de la población de origen musulmán en ambos territorios los lleve a una especie de “marroquinización”.
Por último, destaca la importancia geoestratégica de Melilla y Ceuta, no sólo para España, sino para el resto de los países de la UE, al suponer la puerta de entrada a Europa desde el continente africano.